Viaje a las estrellas
High Life, la película dirigida por Claire Denis, y protagonizada por Robert Pattinson y Juliette Binoche, es una muestra de lo que eventualmente puede haber sido un muy buen relato sobre la humanidad y un probable futuro luego de un viaje cuya duración no es posible determinar. Podría haber sido la mejor manera de describirlo, porque al final no es posible ver ello en pantalla. Llenar de simbolismos en algunos casos, en otros brindar imágenes que se pretenden crudas y desafiantes aunque nada más son golpes de efecto que tratan de pasar desapercibidos como un truco de magia, es algo que ya se ha visto; tal vez demasiado.
Planos detalles y erotismo con intención artística pero que no cuentan nada terminan siendo confusos. Parece más bien una performance erótico visual (en el contexto de algunos eventos de este tipo tendrían bastante más sentido) sin mucho vuelo. Hay escenas que carecen de sentido en el flujo de las situaciones y parecen salidas de una película porno soft. Ni siquiera Juliette Binoche llega a alcanzar a salvar esta nave que vaga por el espacio a la espera de poder seguir su rumbo tomando fuerza gravitatoria de un agujero negro.
El relato se la pasa jugando con emociones que parecen desprenderse de la pantalla pero se mantienen allí, como en un juego de luces intermitentes, mostrando y quitando, referenciando sutilmente ideas que parecen copias de copias, procurando ser un cine que tiene algo de mérito pero no convence del todo, porque no llega a alcanzar a lo que remite.
Este tipo de películas que pretenden ser y suelen hacer sentir que interpelan a los espectadores, en realidad pecan de pretensión y ya son un lugar demasiado común, que parece realizado para encantar jurados de festivales más que para tener real entidad narrativa. Al final se siente que están tratando de incapaz al público. Pero parece que de eso no se habla.