La Biblia no solamente es el libro más “vendido” de todos los tiempos, también sus textos han sido los más adaptados tanto en cine como en otros medios. Entonces a la hora de encarar una nueva adaptación ¿en qué se puede variar para que se diferencie de otras adaptaciones?
Sobre esto hay mucha tela para cortar, a lo largo del tiempo se inclinó hacia la polémica, hacia la violencia, hacia el realismo despojado, hacia lo teatral, al cambio de registro de estilos, y hasta la adaptación muy libre volcada hacia la aventura como lo demuestra la reciente y fallida Noé. Hijo de Dios de Christopher Spencer retoma nuevamente los lineamientos del Nuevo testamento, y por el contrario, su premisa está en no innovar.
Con la voz en off de Juan (Sebastian Knapp) llevando adelante la narración, la introducción será con un breve racconto sobre los “acontecimientos” más importantes del Antiguo Testamento con imágenes a la manera de tráiler; así nos introduce a la llegada del mesías a la Tierra. Supongo no es necesario en estas líneas hablar de cuál es el argumento, Jesus irá reuniendo a sus apóstoles y a sus fieles, la cúpula judía se verá amenazada lo mismo que el poderío de los romanos encabezados por un Poncio Pilatos descomprometido; lo cual nos adentra en los hechos conocidos como La Pasión que justamente se conmemoran en esta semana.
Decimos que Hijo de dios no busca innovar porque toma elementos de varios films que tocaron la historia previamente. El uso del ralentí se asemeja al abusado por Mel Gibson en La Pasión de Cristo; la teatralización de escenas, la puesta en escena y el tono debe mucho al Jesús de Nazareth de Franco Zefirelli; y la construcción de textos y diálogos encuentra su símil en las miniseries de la RAI.
De esta mezcla de estilos, Spencer logra un film que va cambiando de formas, pero que logra el cometido de satisfacer al público al que indiscutidamente va dirigida. Hijo de Dios toma frases textuales del Nuevo Testamento, busca alejarse de cualquier tipo de polémica, y no enfatiza entre malos y buenos, es claramente un film religioso. Su público es el devoto, elección que termina siendo acertada.
Christopher Spencer tiene trayectoria lejos del cine, en documentales de NatGeo o History Channel, eso se nota en la construcción del film que irá sumando peso mientras avance el metraje. Si a la primera media hora le cuesta hallar el lenguaje cinematográfico y resulta como puesta de viñetas, progresivamente llega la cohesión a medida que entramos en La Pasión en donde el film finalmente hallará su forma.
Con un elenco casi desconocido, el Jesús del portugués Diogo Morgado tiene carisma aunque carezca de cierto escénico. De ambiciones medidas, Hijo de Dios tiene la buena elección de dirigir a su público. No busca ser una superproducción imponente, ni plagarse de efectos impactantes. Cuenta una historia que ya ha sido trasladada al cine repetidas veces, y su intención, noble, es la de llevar la palabra a las imágenes, ni más ni menos que conseguir eso.