Hijos nuestros, que tuvo su paso por el festival de cine de Mar del Plata, llega con su estreno comercial.
La historia es simple y eso la hace más grande a la película. En uno de sus viajes con el Taxi, Hugo (Carlos Portaluppi) conoce a una madre soltera (Ana Katz) y su hijo que juega fútbol en un club de barrio. Se dejan la billetera en el taxi y es por eso que vuelven a encontrarse.
Hugo es muy futbolero, al punto de empezar a ir a los partidos del hijo de esta madre que conoció, darle consejos como si fuera su hijo y comprarle ropa para una prueba en un club más importante.
Hugo sabe y recuerda todo de su amado San Lorenzo, pero no es capaz de curar una lesión de su pierna, de regar una planta o de llegar a tiempo a una cita.
Quizá una de las situaciones que mas ruido hace es la confianza en un extraño tan pronta, como para dejarlo entrar en tu vida, en tu casa y en tu hijo.
Portaluppi esta brillante en Hijos Nuestros. Uno se encariña, se molesta, lo comprende y lo rechaza, todo en 90 minutos de película.
Hay un lugar para el humor, más onírico, que hace que algunas situaciones sean de un surrealismo hermoso.
Hijos Nuestros tiene muchos guiños futboleros, que quienes amamos ese deporte disfrutamos mucho, a excepción de cuando no tiene palabras elogiosas para el bicampeón de 1982 y 1984 del fútbol Argentino.