Hipersomnia

Crítica de Ayelén Turzi - La cuarta pared

El cine nacional de género sigue llegando a la pantalla comercial. Esta semana fue el turno de Hipersomnia, de Gabriel Grieco (Naturaleza Muerta), una historia que mezcla elementos oníricos y de terror en una trama relacionada con la trata de mujeres.

Milena (Yamila Saud) sufre de hipersomnia: hay pequeños lapsos de tiempo donde, durante su estado de vigilia, se queda profundamente dormida. No obstante eso, lleva una vida normal, donde su preocupación principal pasa por conseguir un papel en una obra de teatro dirigida por Federico del Pino (Gerardo Romano). Las consignas que debe seguir para conseguir el papel se van enrareciendo poco a poco, modificando su comportamiento e impactando en su relación con Nico (Nazareno Casero). En paralelo, asistimos al encierro de un grupo de chicas en un prostíbulo clandestino, liderado por El Manco (Chucho Fernández), donde no solo están privadas de su libertad, sino que además, temen la aparición de El Jardinero, un cliente que disfruta hiriéndolas.

La principal fortaleza de la película es la intriga que genera sobre la relación entre las dos situaciones. ¿Es la trama del prostíbulo producto de la imaginación de Milena, sueños que tiene sus periodos de hipersomnia? ¿O se trata de algo más? ¿Cuál es su relación con otra prostituta interpretada por la misma Saud, que sufre lapsus similares? Más allá de lo narrativo (no vamos a spoilear, por supuesto) las dos tramas se encuentran vinculadas temáticamente: la opresión, el maltrato y la violencia hacia la mujer se ponen de manifiesto en dos ámbitos muy diferentes, dando la sensación que es algo extensivo a toda la sociedad.

Hay una intención desde la fotografía y el arte de representar también esta opresión, en ambientes sucios, en penumbras, muy bien lograda; el prostíbulo, por ejemplo, es un lugar del que efectivamente te querés escapar.

Un punto flojo son las actuaciones, que en conjunto son bastante irregulares: algunas interpretaciones son sobreactuadas mientras que otras podrían catalogarse como correctas. Lo más destacable son las composiciones de Jimena Barón y Chucho Fernández, quienes se presentan como los personajes más verosímiles, sólidos y prolijos.

La segunda mitad de la película es mucho más dinámica y llevadera que la primera, probablemente porque el planteamiento de la historia es complejo y merece un tratamiento más lento. Cuesta un poco seguirle el hilo, de a momentos se hace confusa, pero vale la pena prestarle atención y no perderse nada porque lo que se plantea es fundamental para el desarrollo de la trama.

La película podría agruparse dentro de una serie de producciones nacionales como Sudor Frío, No Moriré Sola o El Muerto Cuenta su Historia, donde mujeres jóvenes terminan tomando el control frente a situaciones que las oprimen o maltratan. Es cada vez más grande la presencia activa de la mujer en pantalla, alejándose del objeto de deseo o la damisela en apuros que representó durante décadas. Y claro que apoyamos esa tendencia.

VEREDICTO: 7.0 - GIRL POWER

Con una trama que mezcla problemáticas actuales con elementos oníricos y suspenso y una temática social muy actual, Grieco entrega una película que tiene un gran contenido enmarcado en una formalidad adecuada.