Un film cordobés que retrata la madurez antes de tiempo, en un clima
El cine cordobés está entrando con muy buen pie en las pantallas locales. Tras el estreno, la semana anterior, de De caravana , llega ahora Hipólito , una ambiciosa producción que demuestra las bondades de actores y técnicos de aquella provincia. Esta vez, el novel director Teodoro Ciampagna decidió insertarse en el tema histórico, a través de una trama que asocia la candidez de un niño que vive en un pequeño pueblo cordobés con las dificultades políticas que, durante 1935, tuvieron como escenario a aquella localidad.Hipólito, el protagonista, tiene siete años y sólo sabe dos cosas de su padre: que es radical y que se llama igual que él. Es época de elecciones y es, también, el momento en que el niño tendrá oportunidad de hallarlo.
La búsqueda de Hipólito (un muy buen trabajo de Lucas Gamarra) se irá tornando cada vez más difícil y así, entre conspiraciones, deseos de que la libertad sea la mejor arma y la obstinación de la gran mayoría de los pobladores por poder votar sin amenazas, el muchachito será testigo de una serie de circunstancias que lo harán madurar antes de tiempo.
El realizador contó para su cometido con un excelente equipo técnico (las reconstrucciones de época apoyan con enorme solvencia el transcurrir de la trama), mientras que el resto del elenco, del que sobresalen las labores de Luis Brandoni, de Tomás Gianolla y de Enrique Liporace, aportan credibilidad a este film.