Con una puesta y estructura clásica, ya vista en muchas oportunidades, en el relato sobre el vínculo del primer piloto afroamericano de la marina estadounidense y su compañero , se destacan las actuaciones de Jonathan Majors y Glen Powell, como una dupla que trasciende la pantalla más allá de las piruetas con aviones, ofreciendo el costado más humano de hombres que supieron pensar su pasión más allá de cualquier ataque de los demás.