Mucho ruido y poco riesgo
Historias Breves, el clásico compendio de cortometrajes argentinos que nació en 1995 dando a conocer los primeros trabajos de Lucrecia Martel, Daniel Burman, Israel Adrián Caetano, Ulises Rosell y Sandra Gugliotta, ya va por la edición 17 y tal vez sean las nuevas tecnologías, la coyuntura o el gran desarrollo que ha tenido el cortometraje argentino en los últimos años que hacen que hoy ya no sea visto como un semillero de futuros grandes cineastas ni como una herramienta de experimentación para el riesgo. Historias breves 17 (2019) presenta siete nuevos trabajos, algunos de ellos de directores que ya incluso han estrenado largometrajes, que si bien están correctos (en su mayoría) no ofrecen nada nuevo en cuanto a formas de narrar.
Dentro de la heterogeneidad de miradas de esta edición sobresalen El espesor de lo visible, de Mercedes Arias; Una noche solos, de Martín Turnes; La medallita, de Martín Aletta; El agua, de Andrea Dargenio, y Noche de novias, dirigido a cuatro manos por Santiago Larre y Gustavo Cornaglia.
El primero, tal vez el que más arriesga, jugando con el tiempo y el espacio, se centra en una joven pareja de padres primerizos que se entera bruscamente que el hijo por nacer será de género no binario. Mercedes Arias apela a una concepción filosófica en la narrativa que se traslada a un riguroso trabajo visual.
Martín Aletta realiza un homenaje a las películas mudas de principios de siglo pasado, al tango y al boxeo en un singular relato filmado como en los comienzos del cine que cuenta la historia de un boxeador llamado Catulo Castillo que tratando de evitar su propia muerte se topará con ella de manera fortuita.
En El Agua, cuyo guion corresponde a Elia Gonella, Dargenio ubica a su personaje en un presente distópico donde el agua ha desaparecido pero pese a ello el entorno que lo rodea parece no haberse dado cuenta de lo sucedido mientras actúa con total normalidad. Un coctel de ciencia ficción con comedia negra que pone en evidencia a una sociedad enceguesida que no quiere ni puede ver una realidad que se le presenta de manera explícita frente a sus ojos.
Santiago Larre y Gustavo Cornaglia trabajan, lo que en un principio puede ser leído como una historia patriarcal donde el hombre ejerce supremacía sobre la mujer, un audaz relato sobre el accionar de un grupo de tareas durante la última dictadura cívico militar argentina en Noche de novias. La historia más corta (dura solo 9 minutos por sobre un promedio de 15 del resto) resulta ser tan efectiva como perturbadora.
También ambientada durante la dictadura Hay Coca (Jorge Issa) trabaja el tema de la devastación económica graficada con el cierre de los ferrocarriles y la censura en una especie de homenaje (neo)realista a la recién fallecida Isabel Sarli. Mientras que en El agua de los sueños Pablo José Fuentes y Rocío Muñoz trasladan al audiovisual el capítulo homónimo del comic Alvar Mayor, de Carlos Trillo y Enrique Breccia, combinando la épica con el melodrama.
Finalmente, Martín Turnes, que ya había debutado en el largo con Pichuco (2014), propone una comedia romántica, protagonizada por los impecables Analía Couceyro y Diego Velázquez, que sigue el derrotero de una pareja que decide pasar Una noche solos, lejos de su pequeño hijo. Tarea casi imposible que es puesta en escena con una buena dosis de humor sutil que nunca pierde su elegancia.