Los primeros pasos
Nueva edición de la selección de cortometrajes nacionales.
Como siempre, es muy difícil juzgar a los cortos que integran Historias Breves como un todo. Se puede, sí, observar cosas en común que tienen unos con otros, pero da la impresión aquí de que se tratan más de coincidencias circunstanciales que de una cuestión programática o estilística.
Lo que sí se puede, como balance, es considerar a esta muestra como discreta, no demasiado trascendente ni original, descripción de la que se escapan dos, uno de ellos ya reconocido a partir de competir en Cannes como es Rosa , de Mónica Lairana, el punto más alto de esta sexta edición.
Rosa es la historia de una mujer sola, de unos 60 años (Norma Argentina), que atiende las rutinas de su casa con la misma parsimonia con la que se masturba. Una salida de su casa a visitar a un familiar, el encuentro con un hombre, serán los mínimos datos que Lairana nos da de ella. Pero con eso logra crear un mundo que muchas veces no observamos en este tipo de personajes: la soledad, la sexualidad, una callada angustia. Sin lugar para especulación ni juicio ni morbo, Rosa nos pinta un día en la vida de una mujer.
Otro corto intenso es Coral , de Ignacio Chaneton, sobre la “relación” entre una mujer y una serpiente que puede ayudarle a resolver sus problemas. Técnicamente impecable, tiene una vuelta de tuerca que desmorona la gravedad que parece tener el asunto.
Alicia , de Tamara Viñes, es la simpática historia de una chica que se prepara para una fiesta donde espera conquistar a un cadete, pero las cosas no salen como lo pensaba. La sombría Arbol , de Lucas Schiaroli, se centra en una familia azotada por el frío y un árbol que puede ayudar a resolver el problema.
Cinco velitas , de Paula Romero Levit y Michelina Oviedo, parte de una buena idea (una mujer que deja a su hijo en cumpleaños de desconocidos para irse a trabajar), pero no logra buenos resultados.
El sueño sueco , de Gustavo Riet Sapriza, es una confusa historia de un chofer cansado que sueña, o no, con una misteriosa pasajera sueca, mientras que a La araña , de Sihuen Vizcaíno, la redime apenas su vuelta de tuerca final.
Los teleféricos , de Federico Actis, se concentra en la relación entre un joven, su abuelo y una voz en off, mientas que La última , de Cristian Cartier, pone el eje en la paranoia del dueño del “Emporio del huevo”.