Mediana cosecha de “Historias breves”
Buena noticia: tras diversos vaivenes, el ya histórico compendio anual de cortos que coordinan Bebe Kamin, Eddie Calcagno y Paula Rizzi afirma su regularidad. Si esto sigue así, volveremos a tener un "Historias breves" por temporada. Ya se sabe, hay concurso de guiones, el Incaa elige y ayuda a los que a juicio de un jurado parecen más interesantes y factibles de realizar, y se presentan luego al juicio del público, que alienta a algunos e ignora o perdona a varios otros.
Mala noticia: la cosecha de este año no es de las mejores. Lo que no significa que sea del todo desechable. Hay por lo menos dos relatos bien destacables: "El conductor", de precisa resolución y buena advertencia (Maximiliano Torres, unos kilómetros en el viaje de una familia malhumorada por la ruta) y "Liebre 105" (Sebastián y Federico Rotstein, creciente angustia de una presumida en el solitario estacionamiento de un shopping, bien actuado pero medio alargado). Sergio Boris y Celina Font en el primero, Giselle Motta en el otro, se lucen debidamente.
Un pasito más atrás están "Vida nueva" (Lucas Santa Ana, cordial pintura de un fin de año en familia), "Cuestión de té (María Monserrat Echevarría, un niño percibe como falsos muñecos Ken y Barbie a los mayores que falsean una buena relación de pareja) y "Superficies" (Martín Aliaga, dura representación de un proceso de bullying en una secundaria de varones). Acaso también "El ramal" (Mena Duarte, un crimen liberador en medio de una fiesta obligada). Señalable trabajo con gran cantidad de actores y locaciones tienen estos cortos, y el elenco de adolescentes buscapleitos de "El ramal" es muy atendible.
Completan la lista "El olvido" (Fermín Rivera, un hombre reencuentra algo de su infancia perdida en los 70), "El desafío" (Andrés Arduin, variante de una historia campera de ánimas pendencieras) y "De cómo Hipólito Vázquez encontró magia donde no buscaba" (Matías Rubio, un cazatalentos de fútbol encuentra otra forma menos comercial de disfrutarlo).