Tiene todo el derecho del mundo a temer este film: después de todo, se trata del típico relato aleccionador con “mensaje importante” que Hollywood nos arroja por la cabeza alternando con el espectáculo de efectos especiales sin sentido. Pero así como en la segunda categoría hay grandes películas (en cartel Tintín o Misión: Imposible IV) también las hay muy buenas en el carril didáctico. Pasa con ésta: chica del Sur estadounidense pero modernizada vuelve a su pueblito en plenos 60 y escribe un libro sobre su comunidad desde la perspectiva de las criadas negras. Es decir: el film trabaja con muchos estereotipos (el de las negras, el de las racistas sureñas, o el de las mujeres de clase alta y baja, etcétera) que parecen empujar el film hacia la caricatura. Pero entonces aparecen las actrices dándoles humanidad (es decir, matices y rasgos personales) a cada criatura. Y el problema del racismo pasa a ser una metáfora de otras cosas, pasa a ser la historia de cómo y desde dónde se cuenta la Historia. En épocas en las que se reivindica el reivisionismo o se quiere manipular un “relato”, este film resulta, aleatoriamente, más interesante.