Las venas abiertas de EEUU
Historias cruzadas (The Help, 2011) es una de esas películas que nos remiten a muchos films pero a ninguno en particular. Tanto por su temática como por la forma de mostrarla y encararla. Y, aunque dicho así no suene prometedor, lo cierto es que esta película atrapa al espectador desde la primera escena. En su amalgama de corrección política con melodrama, y un plus de comedia, vence cualquier prejuicio hacia los clichés holywoodenses (temáticos y estéticos) y nos invita a conmovernos y reflexionar con una buena historia y elocuentes actuaciones.
El film transcurre en los años ’60 en el sur de EEUU, exactamente en Mississippi, la región más controversial del país respecto de la segregación racial. La película se narra desde la mirada de Aibileen (Viola Davis), una de las tantas mujeres afroamericanas dedicadas al servicio doméstico y a la crianza de los niños de las familias blancas. Skeeter (Emma Stone), una joven blanca de la clase alta y aspirante a escritora, le propone contar su historia, darle voz a quienes no la tienen, para luego ser publicada anónimamente. A pesar del miedo y los prejuicios, Aibeleen accede y junto a ella su amiga Minny (Octava Spencer). El film se va armando alrededor de estos personajes y sus vidas, testimoniando también una época del país.
“¿Qué se siente dejar todos los días a tu hijo con otra persona para ir a criar a los hijos de una familia blanca?” Esta es la pregunta que inicia Historias cruzadas, la que le hace Skeeter a Aibileen, y con ella se abren una serie de interrogantes que parecen no tener respuesta. Y si bien el tema de la segregación de las razas abre miles de interrogantes, este film hace vivenciales cada uno de ellos. Porque si una persona negra era considerada por los blancos algo así como un ser sin dignidad, ¿por qué motivo confiarían a sus hijos a dicha gente? Por eso este film se construye con el dolor, el sufrimiento, la injusticia de las víctimas y, ¿quienes mejor que los americanos para crear ese lazo de identificación del espectador con los protagonistas y hacer que no decaiga ni un solo minuto?
Por otro lado, las producciones americanas no tienen competencia si de ambientar un film de época se trata y todo en este film reafirma dicha superioridad. Pero más allá de esto cabe pensar que testimoniar acontecimientos del pasado en el presente dice algo respecto de ese presente, y que ninguna repercusión tendría un film como este si todavía hoy no resonara algo de aquellos tiempos pretéritos. Volver sobre estos temas -dejando por un momento de lado quien gobierna actualmente EE UU- nos habla de heridas abiertas, desde la mirada de Holywood, claro está, pero aún así es una manera de mantener la historia en el presente.