La verdad los hará libres
Historias cruzadas, film escrito y dirigido por Tate Taylor está basado en la novela homónima de Kathryn Stockett, ambientada en un pueblo sudista en los años sesenta. La película que cuenta con un reparto mayoritariamente femenino se apoya en la dialéctica de diferenciación de razas a partir de la introducción del grupo de criadas afroamericanas, encabezado por Aibileen (Viola Davis) y Minny Jackson (Octavia Spencer) entre las más importantes y su contracara de avinagradas amas blancas, liderado por la desalmada Hilly Holbrook (Bryce Dallas Howard) y Elizabeth (Ahna O’Reilly).
Sin embargo, la protagonista de la historia es la rebelde Eugenia ‘Skeeter’ Phelan (Emma Stone), aspirante a escritora que dada su sensibilidad con la servidumbre por el mal trato constante del que debe ser testigo y particularmente su admiración por la criada Constantine, quien se hizo cargo de su cuidado durante toda la etapa de la infancia, se involucra en un proyecto literario que por primera vez da protagonismo al punto de vista de las mujeres afroamericanas en ese contexto de semi esclavitud (baños para negros, colectivos para negros, intolerancia y penalización para quienes hablaran de igualdad de derechos), en una sociedad pacata y retrógrada, retratada con cinismo e ironía por el realizador.
Para ello apela a recursos cinematográficos como la voz en off de Aibileen, quien luego de algunos titubeos y temores por represalias mayores decide romper el silencio y contar su historia a Eugenia, a la que acompañarán luego otras experiencias duras de vida y que conformarán el eje del relato, donde el cruce de personajes se produce a partir del nexo de la construcción de este libro que da origen al título de la película.
La idea funciona desde su propuesta melodramática por contar con un elenco aceitado, en el que las mejores interpretaciones inclinan la balanza hacia el lado de las actrices afroamericanas porque Bryce Dallas Howard no se puede escapar del estereotipo –tampoco Jessica Chastain como su antagonista blanca de buen corazón- y sus compañeras de voz finita, jugadoras de bridge de mente del tamaño de un maní no aportan demasiada excelencia.
El caso de Emma Stone es diferente dada la impronta de su personaje con más carácter pero al que le falta algo de fuerza como a toda la película en general que bordea tangencialmente el conflicto de la lucha por los derechos civiles y se acomoda muy tempranamente en el terreno de la mirada edulcorada y vacía sobre temas más profundos aunque es justo reconocer que nunca cae en excesos ni golpes bajos cuando podría haberlo hecho tratándose de este tipo de historias de odio, segregación y sufrimiento.