Cuando la segregación era moneda corriente
Jackson, Mississippi, 1963. El Estado tiene sus propias leyes de segregación racial, repudiadas por el gobierno nacional de J.F.Kennedy, impulsadas por el gobernador Wallace, y bien aceptadas por los blancos del lugar, incluso aquellos que se consideran racistas moderados. En semejante clima, una joven universitaria vuelve a casa, y, por algunas pequeñas pero fuertes razones, decide contribuir de algún modo a «darle voz a quienes no tienen voz». Así es como logra convencer a dos empleadas negras para que cuenten sus experiencias, sus puntos de vista, y ciertos chismes sobre sus patronas, todo lo cual será recopilado en un libro.
Ese es el eje de una serie de historias, a veces risueñas, otras indignantes, todas ilustrativas, que permiten formar un entretenido relato coral, bien hilvanado, y con atractivo elenco femenino (es lo que se llama una auténtica «womens picture»), todo puesto al servicio de algo sencillo pero necesario: recordar cómo eran, hace apenas medio siglo, la sociedad y la vida cotidiana del país de Obama.
Algunos dirán que ésta es una pintura comparativamente suave de aquellos años, y tienen parte de razón. Otros, que es un tema exclusivo de EE.UU., pero ahí se equivocan. Véase, sino, la película chilena «La nana», que toca cierto aspecto bastante parecido. Como sea, los norteamericanos de hoy ya convirtieron a «Vidas cruzadas» en un auténtico éxito (lo mismo pasó con la novela de Kathryn Stockett en que se basa) y ya la ponen junto a «Tomates verdes fritos» y otras comedias dramáticas de similar nivel y temática. Como ellas, entretiene, hace pensar, es efectiva, y hasta emotiva. Y luce aroma a Oscar, lo que tampoco está nada mal si se quiere mover el corazón del público. Único defecto: dura bastante más de dos horas.
A destacar, del extenso elenco femenino, Viola Davis (la criada seria), Octavia Spenser (la criada gordita), Emma Stone (la joven), Bryce Dallas Howard (la tilinga racista), las ya veteranas Allison Janney (la madre de la joven), Cicely Tyson (la vieja niñera), Mary Steenburgen y Sissy Spacek, y, cartel francés, la ascendente Jessica Chastain, la intensa mujer de «El árbol de la vida» que acá hace de rubia cándida estilo Marilyn con un problemita gracioso estilo Mirtha en «Esposa último modelo». Detalle singular, en esta historia sólo ella y la protagonista, dos blancas fuera de la norma, tratan a las negras como iguales.