Se acerca octubre y, con él, el período del año donde el terror toma mayor protagonismo. Utilizando el arribo de Halloween como excusa, llegan nuevas obras del género que buscan destacarse en la pantalla grande. La mayoría no tiene suerte, pero unas pocas logran hacerse notar. Tal es el caso de “Historias de miedo para contar en la oscuridad”, la nueva producción de Guillermo del Toro, basada en la serie homónima de relatos cortos publicados entre 1981 y 1991 por Alvin Schwartz. Dichos relatos, apuntados al público infantil, resaltaron en su época por sus sombrías ilustraciones recopilando distintas historias del folclore americano. ¿Será esta adaptación un buen homenaje a la obra de Schwartz o un intento fallido de recrear dichas “historias de miedo”?
A finales de los 60, un grupo de adolescentes debe resolver el misterio que rodea una serie de repentinas y macabras muertes en Mill Valley, un pueblo ensombrecido por la leyenda de la familia Bellows y su más joven integrante, Sarah, una niña cuyas historias de terror empiezan a cobrar vida y a perseguirlos uno a uno.
A diferencia de las obras literarias que se presentan en forma de antología de relatos, el largometraje aúna algunas de las leyendas más famosas en una historia propia situada en Halloween para darle una motivación a los personajes y un trasfondo lúgubre a la ambientación de pueblo.
Más allá de ser el nombre del aclamado director de “The Shape Of Water” (2017) el que resalte en esta película, es el no tan experimentado André Øvredal (“The Autopsy of Jane Doe”, 2016) quien toma las riendas de la dirección haciendo un correcto uso de los elementos del terror y el CGI para mantenernos atrapados durante gran parte del film entre el misterio y la tensión asemejándose un poco a la primera entrega de “IT” de Andy Muschietti o hasta a la reconocida serie de Netflix “Stranger Things”. Asimismo, y a diferencia de la mayoría del cine de terror, el director noruego logra escapar un poco de las especulaciones del espectador con giros no tan predecibles, pero tampoco rebuscados para perder la atención del público. Los protagonistas no brillan en su performance, pero representan su papel correctamente, alternando las situaciones de tensión con un poco de humor infantil pero no demasiado como para opacar la esencia del film. Por último, cabe destacar la participación en un rol secundario de Dean Harris (“Breaking Bad”) como una de las pocas caras familiares que veremos aquí.
En cuestiones generales podemos decir que “Historias de miedo para contar en la oscuridad”, aunque no con actuaciones estelares, supo adaptar el folclore gótico americano al terror actual pero ambientado en la época de Nixon, haciendo buen uso del CGI y logrando que soltemos algunas risas, pero también que nos genere nerviosismo y una que otra tapada de ojos.