Con Guillermo del Toro en la producción y la dirección del noruego André Ǿvredal llega esta producción basada en la famosa serie de libros homónimos escritos por Alvin Schwartz, con ilustraciones de Stephen Gammel, que se transformaron en best sellers imbatibles. Aquí un libro maldito, rescatado de una casa embrujada por un grupo de adolescentes, se escribe solo, con sangre y si uno es el protagonista de ese relato, simplemente está condenado. Ambientada en los años finales de los sesenta, una escena en un autocine donde se ven a los “muertos vivientes” de Romero nos ubica, con Nixon como la peor presencia. En cada cuento un terror, algunos monstruos, o leyendas como el dedo en el estofado, el espantapájaros ofendido, cuerpos pequeños con caras gigantes que se multiplican, un desmembrado que busca armarse como puede. Toda una galería de monstruos que asustan pero no logran un enorme clímax terrorífico. Aunque muy bien logrados y con un nivel superior a lo que frecuentemente nos brinda el mercado en el género. Las historias asustan, hieren, y hasta pueden ser curativas para una niña que sufrió demasiado.