Historias de miedo para contar en la oscuridad fue una serie literaria de horror creada por Alvin Schwartz que tuvo una difusión moderada en los años ´80, especialmente en los Estados Unidos.
Los relatos quedaron en el recuerdo por presentar elementos macabros y situaciones de violencia que no tenían precedentes en las propuestas juveniles e inclusive despertaron cierta controversia en su momento.
Si bien el trabajo de Schwartz tuvo su nicho de seguidores esta colección quedó en el olvido cuando apareció R.L.Stine con las franquicias de Escalofríos y Fear Street que fueron mucho más populares, inclusive a nivel internacional.
Esta producción de Guillermo del Toro es una adaptación cariñosa que traslada muy bien en el cine el tipo de cuentos que solía presentar la colección de los años ´80.
La película está claramente dirigida a un público pre-adolescente, el mismo al que apuntaba la última entrega de Annabelle, que probablemente llegará a disfrutarla con más entusiasmo.
Para los seguidores veteranos del cine de horror puede resultar demasiado liviana, aunque eso no significa que sea una propuesta aburrida o decepcionante.
Simplemente es necesario recordar el target de público al que se dirigió esta producción.
Marcus Dunstan, guionista de la saga SAW, desarrolló el argumento junto a del Toro donde capturaron muy bien todos esos elementos del folclore popular y las leyendas urbanas que eran parte de los relatos originales.
La dirección de Andre Ovedral (La autopsia de Jane Doe) presenta algún momento inspirado en lo referido a la construcción de situaciones de suspenso, pero el contenido de horror generalmente está centrado en el jumpscare clásico.
El realizador no presenta otra idea a la hora de abordar ese aspecto del film y esa es una notable debilidad que tiene esta producción, que se queda bastante corta en materia de sustos.
No obstante, para aquellos espectadores que recién empiezan a explorar el género es una película ideal para ser disfrutada en el cine.