Guillermo Del Toro produce la adaptación de la obra antológica y homónima de ese otro autor visionario que fue Alvin Schwartz. Notablemente fiel a las ilustraciones de Stephen Gammell y dirigida por André Øvredal, ‘Historias…’ está ambientada en Pensilvania, durante el Halloween de 1968, y recupera el concepto que volvió destacable a su referente literario la aparición de un elemento fantástico: el libro de relatos terroríficos escrito por la apócrifa Sarah Bellows.
El concepto en sí es extraordinario, un grupo de jóvenes adolescentes se encuentra con esta literatura que no es leída por sus lectores, al contrario, esta los lee a ellos, y cada historia narrada cobra vida en el mundo real. Casi como una perfecta combinación entre ‘Jumanji’ y el modus operandi meta-onírico de Freddy Krueger. Paralelamente, el film es muy consciente de sus orígenes audiovisuales y les rinde tributo con constancia y sutileza. Desde el vamos, sus protagonistas asisten a la proyección de la mítica ‘La noche de los muertos vivientes’, de George A. Romero, la cual inventó esa imagen que todavía tenemos de los zombis, por lo que se asume una perspectiva más moderna y se descarta toda imaginaría originaria de magia y brujería vudú, hoy tan olvidada.
Cada personaje devenido del susodicho libro espanta, y cada víctima potencial es lo suficientemente entrañable como para que resulte inquietante la falta de rutas de escape en los momentos de tensión. Sin embargo, narrativamente, la película suele enredarse en la composición de climas y resoluciones, en particular acercándose al desenlace, y se inclina por hacer la plancha en terrenos de comodidad. Decir más sería comenzar a lanzar spoilers, pero también sucede en una perspectiva estética como la selección de música: la película comienza con ‘Season of the Witch’ de Donovan. Nos encanta Donovan, pero pese a la pertinencia del caso, es una pista musical que ya ha sido sobre abordada en otros ejemplos del género. En otras palabras, tiene escenarios de total lucidez que por momentos se amortiguan con terrenos por demás familiares que atentan con una posible carencia de ingenio.
A todo esto, ‘Historias de terror para contar en la oscuridad’ no deja de ser una salida obligatoria para amantes del miedo, como tampoco un encuentro digno para ir acompañado con amistades o parejas sentimentales que simplemente disfrutan visitar cines, ya que no hay mejor manera de pasarla mal si no es con personas conocidas. Y créanos cuando garantizamos que el mejor cometido de este largometraje es el de hacernos pegar un buen susto a quienes aparentamos firmeza a la hora de saltar sobre la butaca.