Me niego a catalogar a esta película como dentro del género de terror contemporáneo. Seríamos más benevolentes si la juzgáramos como un homenaje a DEAD OF NIGHT (1945) dirigida por cuatro directores y que se caracterizó por ser una cinta con episodios. Ése terror inglés, que productoras como AMICUS, se destacaron en desarrollar con guionistas de la talla de Robert Block (Psicosis) y que ni siquiera mostraba una gota de sangre.
Más allá de eso, aquí hay una mal interpretación sobre el manejo del suspenso. Los personajes se acercan a la oscuridad sin miedo y no entendemos el porqué, a tal punto que es forzado. ¿No es mejor que tenga miedo y que deba enfrentarlo? Desde ya, no es algo que diga yo, grandes maestros del suspenso han demostrado que para lograr ésos momentos, el espectador debe saber más que el protagonista.
El protagonista es uno de los escritores y directores que adaptó este material desde su propia obra teatral. Este dato nos otorga una pista sobre el porqué los personajes están sujetos a ciertos trazos gruesos que en la pantalla debieron ser adaptados. Difícil salir de algo que seguramente en teatro resulta favorable.
No te preocupes, si te duermes, te despertarán los típicos efectos de películas de terror, como esos videos que te mandan por whatsapp. Atento a la imagen final, la que tendrá un acento poético, lo mejor para mi gusto. Aunque… te anticipo, Martín Freeman (Sherlock, Fargo) volverá a fastidiarnos con sus manierismos actorales a los que nos tiene acostumbrados, tan predecibles como estudiados. No te hagas ilusiones con el tráiler estilo David Fincher.