Fantasmas en la tradición británica
Basada en la exitosa pieza teatral homónima, escrita por los directores y guionistas, hace más hincapié en la construcción narrativa, el humor negro y las ideas que en los sustos, golpes sonoros y efectos especiales.
Historias de ultratumba parafrasea una larga tradición británica de films de terror, haciéndola derivar al terreno intransferible de cierto autor teatral, televisivo y cinematográfico del mismo origen, punto en el que la película se resignifica por completo. Aunque no se note para nada, la película escrita y dirigida por Andy Nyman y Jeremy Dyson tiene su origen en la exitosísima pieza teatral homónima, escrita por ellos mismos, que estuvo en cartel en Londres durante un lustro y salió más tarde de gira por Moscú y Toronto. Es posible que junto con Jordan Peele, realizador de ¡Huye! (2017), Nyman y Dyson sean los directores de terror recibidos como más prometedores de ambos lados del Atlántico en el último bienio. Las razones: más hincapié en la construcción narrativa, el humor negro y las ideas originales (o recicladas, pero ideas al fin) que en los sustos, golpes sonoros y efectos especiales. En el caso de Historias de ultratumba habría que agregar una complejidad estructural que tal vez sume o quizás reste, según el criterio de cada uno, pero que claramente revela una ambición mayor que la media.
El profesor Goodman (el propio Nyman, que tiene ya toda una carrera como actor, incluyendo Muerte en un funeral, la serie Peaky Blinders y Star Wars Episodio VIII) es un desmitificador de farsantes de la paranormalidad, cuyo veterano mentor lo convoca años después de haber desaparecido misteriosamente. Aquí debe hacerse un alto para contar una referencia irónica que el espectador local ignora: Nyman es un conocido ilusionista y psíquico, con varios programas en la TV británica. Fin de la pausa. Vuelto tal vez de la muerte, el doctor Cameron ya no está tan convencido de que el mundo pertenezca a la razón, aunque sí de que hay que tener cuidado de lo que se cree. Como se encuentra semiparalizado en una casa rodante, Cameron encarga a su discípulo –al que por otra parte desprecia– la resolución de tres casos extraños que él no pudo dilucidar. Y allá va el algo relamido profesor Goodman, baboso de que su maestro lo haya elegido como continuador.
Los tres casos, independientes entre sí, se narran en forma de episodios, y este es el formato tradicional del cine de terror británico, transitadísimo entre los años 50 y 70, que Historias de ultratumba viene a recuperar. Goodman no es el héroe sino el recipiente de la narración de los tres sucesivos protagonistas de casos sobrenaturales, que le cuentan qué fue lo que les sucedió. La primera es una historia de aparecido (o aparecida). La segunda, de demonios, y la tercera es la que más honor hace al título local (el original es Ghost Stories, Historias de fantasmas). Las tres tienen toques de humor negro. Las dos primeras hacen muy buen uso de la oscuridad. En la segunda se luce Alex Lawther, el adolescente que fue el joven Alan Turing en El código Enigma y el frustrado asesino serial en la notable serie de Netflix The End of the Fucking World. En la tercera brilla, como siempre, el invariablemente genial Martin Freeman (The Office, Sherlock, la serie Fargo y mil más).
El hecho de que en los tres casos se trate de narraciones de segundo grado deja en suspenso la verosimilitud de lo narrado. Pero cuando Goodman vuelva a visitar al doctor Cameron el verosímil se dará vuelta como una tortilla, y de allí en más dará varias vueltas más. Todo esto representado por el desprendimiento de una máscara, al mejor estilo de Brian de Palma o el David Cronenberg de Festín desnudo. En los últimos años del siglo pasado y los primeros de éste, la televisión británica puso en pantalla varias series y miniseries escritas por el dramaturgo Dennis Potter, que se especializaba en darle vueltas de lo más cerebrales a tramas y personajes pulp, con ambiciones autorreflexivas y metalingüísticas. En la última de ellas, llamada The Singing Detective (2003), Robert Downey Jr. encarnaba a un escritor postrado, que salía de su estado de inmovilidad horizontal por vía de la mente, creando historias ficcionales, que en ocasiones alucinaba como reales. De modo imprevisto, que tampoco es cuestión de elucidar en excesivo detalle, Nyman y Dyson cierran Historias de ultratumba parafraseando el mundo de Potter y en particular esa serie póstuma (el autor murió en 1994). Las vueltas de tuerca del último cuarto de película pueden parecer excesivas o fascinantes, pero lo que no puede negarse es que a lo largo de su recorrido la ópera prima de Nyman & Dyson no deja de sorprender. Lo cual, para el cine de terror contemporáneo, es como un lujo oriental.