Demasiado simplona como para evocar al Maestro del suspenso
Destacable desde lo que respecta al maquillaje y a las interpretaciones, Hitchcock falla en los que debían ser los puntos claves del film: ofrecernos mayor espectáculo en el relato y revelarnos secretos o detalles propios de nuestro protagonista, como por ejemplo por qué utilizó determinados planos en diversas escenas y otros elementos que pueden interesarle al espectador a partir de lo técnico y la manera de hacer cine de Alfred.
Como se mencionó al inicio, el reparto ha cumplido más que satisfactoriamente. Anthony Hopkins ofrece un porte serio, infundiendo mucho respeto con su sola presencia y su postura, y lo de Helen Mirren encarnando a la esposa es admirable.
La idea central de narrar cómo “El Maestro del Suspenso” decide filmar su prestigiosa Psicosis sin ningún estudio que apoye el proyecto, financiándola él mismo, es la parte atrayente de la cinta. Pues en el comienzo encontramos las escenas más amenas de la historia, pero cuando todo parece ir progresivamente, Hitchcock empieza a decrecer en ritmo y pierde un poco el hilo. Y allí es donde sentimos una ligera pesadez que nos hace preguntarnos qué surgirá de interesante del desarrollo al desenlace.
Algún que otro toque de comedia viendo el lado vouyerista de “Hitch”, el cual está presente espiando, observándolo todo y una entretenida forma de contarnos los sucesos redondean una pasable película, pero que no va más allá de eso por la simpleza y el poco aprovechamiento que se le da a la biopic.
LO MEJOR: las actuaciones. Entretiene.
LO PEOR: muy común. No revela detalles acerca de planos, tomas y recursos que aplicaba el Maestro del Suspenso.
PUNTAJE: 6