Abruma como una larga publicidad
Igual que la anterior adaptación del videogame, esta nueva versión de "Hitman" parece una publicidad demasiado larga para vender autos, perfumes, trajes, armas de fuego, clases de artes marciales o lo que sea, sólo que luego de un buen rato, el sinsentido de todo el asunto es abrumador y a nadie le importará absolutamente nada de lo que está sucediendo en la pantalla.
Al menos hay que reconocer que no es tan mala como la increíblemente estúpida película de 2007 protagonizada por Timothy Oliphant, que no fue precisamente un éxito con la capacidad de generar secuelas. Por eso, casi una década después aparece un nuevo "Hitman" más sobriamene interpretado por el actor de "Homeland", Rupert Friend, en el rol de un superasesino creado luego de experimentos genéticos destinados a convertirlo en la mejor máquina de matar. Aquí la trama se parece bastante a la de "Terminator 2", ya que el asesino protagónico quiere proteger a la hija del científico que creó el experimento para evitar que unos villanos lo usen para crear un ejército de clones de Hitman.
Zachary Quinto es un villano con pocos matices, y Hanna Ware, que al final es toda una chica superpoderosa, es más humana y agradable de ver que casi todos los otros personajes. Las innumerables hasta lo insoportable escenas de superacción están bien filmadas, pero en vez de crear algo propio, siempre parecen una copia del climax de algún otro film, lo que justamente provoca que tanto tiroteo y explosiones resulte monótono ya antes de llegar a la mitad del metraje. Lo más pasable son los efectos de sonido y la música de un Marco Beltrami no especialmente inspirado.