El videojuego Hitman ya había sido llevado a la gran pantalla en 2007 con la película del mismo título. Llegó a recaudar 100 millones de dólares en todo el mundo pese a tener buenas criticas. .
Esta nueva versión de “Hitman: Agente 47” sigue a un asesino de élite que fue manipulado genéticamente por el Dr. Litvenko, desde su nacimiento hasta llegar a ser una perfecta máquina de matar.
Sólo es conocido por los dos últimos dígitos del código de barras que lleva tatuado en la parte posterior de su cuello, y es la culminación de décadas de investigación.
Paralelamente nos encontramos con Katia, quien está buscando a alguien que no sabe quién es ni porque lo busca, mientras que a ella la persigue gente de una corporación y el mismísimo Agente 47. Todos saben quién es ella y porque busca a quien busca, ella no.
El filme es un mamarracho de revuelto gramajo, podemos descubrir entre sus “homenajes” la relación que se establece entre Katia y uno de los asesinos “Ven conmigo si quieres vivir”, en otro momento a uno de los superagente le pegan cuatro tiros, mire que faltaba que diga “volveré”.
Vueltas de tuerca, que nada es lo que parece, que esa maquina de matar no es tan maquina, que ningún actor es convincente en su personaje.
La dama en apuros, con la necesidad de ser auxiliada a cada instante, pero que en realidad es, sin saberlo pero si actuándolo, una amazona de la vida moderna recorriendo el mundo cosmopolita.
No hay ningún tipo de sutilezas, sólo una película de acción como muchas otras estrenadas en la Argentina, con el agravante que por ser tan obvia aburre.
La película está dirigida por Aleksander Bach, con guión de Skip Woods y Michael, protagonizada por Rupert Friend Zachary Quinto, Hannah Ware, Emilio Rivera y Ciaran Hinds.