Érase una vez, hace tiempo, mucho tiempo, un videojuego exitoso en el que el objetivo principal era escapar de un misterioso agente mejorado genéticamente, una fría y calculadora máquina de matar que lograba alcanzar su meta sin importar el sexo, la identidad, el estilo o el cuerpo de quien se ponía delante.
Y si bien ese videojuego tuvo una fallida adaptación cinematográfica en 2007, Hollywood ha decidido darle una nueva oportunidad a la franquicia, sabiendo del fanatismo que sigue manteniendo entre sus seguidores y poniendo al día su historia.
Así es como “HITMAN: Agente 47” (USA, 2015) de Aleksander Bach, con guión de Michael Finch, Kyle Ward y Skip Woods, redobla la propuestas del game para profundizar la trama de conspiración y traición que originó la creación de agentes genéticamente manipulados para cumplir con sus objetivos.
En esta oportunidad veremos como el agente en cuestión, el 47 (Rupert Friend) intentará proteger a una joven inocente (o al menos en un primer momento eso parece) llamada Katia Van Dees (Hannah Ware), de los denodados esfuerzos por capturarla para encontrar al desarrollador de su fuerza sobrehumana.
Y detrás del intento desesperado por capturarla, estará la verdadera intención de poner nuevamente en funcionamiento al siniestro plan que creó durante años agentes invencibles para poder así controlar todo el mercado de corrupción y negocios clandestinos.
Detrás del plan estará John Smith (Zachary Quinto), una máquina de matar que a fuerza de engaños se acercará a la joven Katia para poder así cumplir con su cometido, pero rápidamente será descubierto por 47, exponiendo sus verdaderas intenciones y logrando desviar hacia él a la joven.
La trama, simple, de “Hitman…” es también por la necesidad de no profundizar en cuestiones que se desprenden de ella, y si las ganas de prevalecer una puesta en escena que se termina acercando al espíritu lúdico del juego, el que, sin pretensiones, pudo posicionarse como una de las propuestas más interesantes.
Así, la acción y el dinamismo se reforzarán con escenas vertiginosas en las que se prevalecerá la puesta más que el devenir del relato, que por momentos decae y pierde el verdadero objetivo con el que se inició el mismo.
El exotismo con el que se muestran las ciudades en las que se enmarcará la acción y algunos “juegos” con la cámara y el punto de vista (impresionante la escena circular en la que el agente 47 rueda por el piso) hacen elevar el filme, que por momentos cae en lugares comunes y que podría hacerse llamar “La Fugitiva”, por la eterna disyuntiva en la que se encuentra la protagonista para huir de cada uno de los agentes que se acercarán para intentar controlarla y decidirse por uno u otro
“Hitman: Agente 47” cumple con sus premisas, principalmente por el oficio de los protagonistas masculinos, Friend y Quinto, que se sacan chispas en cada una de las escenas coreografiadas en las que se debaten a duelo, otorgando dosis de adrenalina y persecución por igual sin siquiera detenerse en la verdadera intención de una historia pasatista que no se toma a sí misma en serio.