Mujeres desamparadas, abandonadas a su destino, que son jóvenes madres solteras, o separadas, con hijos muy chicos, o embarazadas. Todas ellas se encuentran alojadas en una antigua residencia, reconvertida en un “Hogar”, coordinado por unas monjas italianas que dedican sus vidas a esta causa.
Un día llega Sor Paula (Lidiya Liberman).. Es una joven monja enviada desde Italia para finalizar su preparación en ese sitio, para luego obtener la consagración de los votos perpetuos.
La italiana Maura Delpero, en su debut cinematográfico de ficción, nos traza un panorama siempre complejo. ¿Qué hacer con las chicas que tienen hijos, pero no una familia que las cobije? La directora estuvo trabajando y observando la situación durante varios años, y esa recolección de experiencias las resumió en esta película. Vale destacar que, si bien es una ficción, hay algunas situaciones que asemejan mucho a un documental.
Luciana (Agustina Malale) y Fátima (Denise Carrizo) comparten una habitación del “Hogar”. Son amigas y tienen hijos. Las personalidades son contrapuestas, pero se complementan. Se quieren y se pelean por igual. Fátima está conforme con permanecer allí, en tanto que Luciana piensa siempre en el afuera, es inquieta y no le gusta vivir en el “Hogar”, tiene a su hija, pero no está pendiente de ella, busca a un novio que la rescate y saque de esa institución.
Pese a que no es una cárcel tiene un régimen muy parecido. Allí conviven varias chicas que trabajan en un taller de costura, tienen discusiones y les cuesta respetar a las autoridades. El ritmo del relato lo marca la insatisfacción, resignación, celos, broncas, etc., de las internas, y para combatir la tristeza suena mucha cumbia.
La construcción de cada escena está destinada a resaltar las condiciones en que se encuentran las mujeres y sus hijos, recalcando una contraposición notable con las monjas que son cultas, hablan bien, tienen mucha paciencia y, pese a que no son madres, se comportan como tales en el cuidado y educación de los chicos.
En cualquier parte del mundo ser pobre, ingenua e ignorante da como resultado una misma situación: la de embarazarse siendo adolescente. A esto hay que agregarle que, generalmente, no tienen una pareja estable, por lo que en muchos casos son echadas de la casa por los padres, y no tienen otra alternativa que recurrir a la bondad, solidaridad, o misericordia, de los demás para intentar encaminarse en la búsqueda de un futuro algo más amable y digno, que el amargo presente.