Hogar

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Renuncias

Las aristas que se cruzan en el universo de Hogar, primera ficción de la realizadora italiana Maura Delpero, son múltiples pero comparten ciertos denominadores comunes como por ejemplo la ausencia de lo masculino y la tensión irresuelta entre deseo y responsabilidad, sobre todo en una edad muy compleja, la adolescencia, como para tomar decisiones importantes.

La cámara se instala rápidamente en la intimidad de un hogar religioso que alberga madres adolescentes y es administrado por monjas, quienes además de dar cobijo a las mujeres y a sus respectivos niños pequeños exigen el cumplimiento de determinadas reglas, así como la realización de una serie de actividades manuales como parte de un enfoque pseudoterapéutico con aquellas jóvenes que llegan en absoluto estado de desamparo.

La idea de contrastar dos mundos, el de las madres representado en dos personajes, la dócil Fátima (Denise Carrizo) y la rebelde y contestataria Luciana (Agustina Malale), y el de las propias servidoras de Dios, quienes eligieron la vocación y el servicio a las desprotegidas, encuentra en ese espacio único su mejor vehículo y polea de transmisión básicamente por el despojo de todo juicio de valor por parte de la directora. En Hogar no hay balanzas invisibles que inclinen hacia un lado u otro en términos morales, sino que la exposición de los conflictos integra costados emocionales y humanos directamente proporcionales con las pérdidas y las prerrogativas de cada personaje.

Sin embargo, el eje por el que pasa la película es el del cuidado o descuidado de los niños más allá de las responsabilidades de los adultos y en ese sentido la inclusión del personaje de Sor Paola, una joven novicia (Lidiya Liberman) llegada de Italia, su vínculo con una niña de tan sólo cuatro años y su lucha interior entre el deber y el deseo, desatan las contradicciones aunque también la riqueza de un planteo muy interesante que lejos de encontrar respuesta busca reflexionar entre otras cosas sobre la maternidad, la intensidad de la adolescencia y del cuerpo como elección.