Un adolescente sin adolescencia.
Un adolescente de 13 años parece muy pequeño para comprender el mundo de los adultos y debería poder disfrutar de esa juventud que no regresa, sin embargo, este no es el caso de Dante, quién se hace responsable de lo que no debería.
Dante (Bautista Midú) es un adolescente que vive con sus padres y su hermano mayor David (Franco Midú), en un pueblo bonaerense. Su padre Luis (Marcelo Subiotto) es zapatero y alcohólico y su madre, Carmen (Mimí Ardú), ama de casa. La violencia está naturalizada en esa vacía casa muy humilde en la que a veces no hay para comer y que dista de ser un cálido hogar. Dante visita a su abuelo paterno viudo, quién está alejado de su hijo desde hace años y a su abuela materna. Por otro lado, David se refugia en la pesca. En este contexto dramático se desarrolla esta historia en la que Dante solo sonríe cuando se cruza a Melissa (Carola Arbós), la chica que le gusta. Dante compartirá tardes y momentos fuertes con una abuela vecina que está sola y enferma, ella le enseñará algo crucial. Luego de un inesperado suceso familiar, los hermanos viajarán a la casa de una tía.
Los directores y guionistas Fabio Junco y Julio Midú nos relatan este drama que consigue ser muy extenso, las actuaciones son forzadas y no creíbles -se destacan Mimí Ardú y Osvaldo Santoro-, los diálogos débiles, y cuenta con un guion estático. A veces menos es más, resultando un desacierto utilizar actores extras que no aportan y pueden incomodar al espectador. Si bien se tocan tópicos fuertes, como el alcoholismo, la violencia familiar o la infidelidad, aquí no se profundizaron, pareciendo azarosa la elección de que un padre sea alcohólico. Algo que está muy bien logrado es la música, excelente para acompañar al melodrama que se está tratando, junto a una fotografía que realza el verde de las hojas de árboles esbeltos, pero no logra jamás unirse al film. La película tiene momentos aislados muy sensibles y que llegarán al corazón, como ver a una abuela recostada y llorando en la tumba de su marido cuando le lleva flores; cuando el adolescente utiliza el método de comunicación que le enseñó su vecina y cuando el hermano mayor se da cuenta que el menor ya está grande y se disponen a pescar juntos.