Desidia y locura
A primera vista podría pensarse que Irrational Man es una comedia romántica de enredos y paisajes deslumbrantes como la reciente Magic on the moonlight (2014) o la inolvidable Midnight in Paris (2011), pero esta vez -y enhorabuena- Woody Allen vuelve al ruedo con una película profundamente oscura, inquietante e intensa sobre un profesor universitario depresivo (Joaquín Phonix), en total desasosiego consigo y con el mundo, quien luego de tocar fondo, sacará a luz sus más íntimas miserias de una manera tan escalofriante como majestuosa, aunque esto termine costándole más caro de lo que es capaz de imaginar.
Plagada de referencias intelectuales (desde Heidegger, Dostoievski hasta Freud y Sartre, entre otros), la nueva película del director neoyorquino más prolífico de todos los tiempos que está pisando los 80 años y con más de 40 películas en su haber, narra audaz e inquietantemente, la crisis existencial de Abe Lucas (Joaquín Phonix) que se ampara en el alcohol y en las aventuras amorosas que mantiene con su joven alumna, Jill (Emma Stone) y con su colega (Parker Posey) para despegarse del hastío en el que está sumergido. Luego de sus aclamadas interpretaciones en Her (2013) y The Master (2012), Phoenix demuestra que es uno de los actores más versátiles de la última década. Si en Blue Jasmine (2013) el personaje Cate Blanchett nos cautivó con su histrionismo encarnando una mujer en plena crisis, obsesionada por mantener un status social por sobre todas las cosas, en Irrational Man la relevación es, sin dudas, el gran Phoenix.
Un día mientras almuerza con Jill, (Emma Stone), por casualidad escucha la conversación de una mujer recientemente divorciada que se encuentra imposibilitada de ver a sus hijos por la decisión de un juez corrupto que no le ha otorgado la custodia. Cautivado por la angustia de esta desconocida, cuando cree que ya nada puede motivarlo a seguir viviendo, Abe tiene una epifanía: la idea de matar al juez se convierte en la única razón valedera que encuentra para vivir, aunque la misma requiera traspasar algunos límites morales. Como no tiene relación alguna con el magistrado, deduce que nadie podría sospechar de él. De esa manera, además de hacerle un favor a esta mujer en pena, se encuentra frente al único motivo que realmente lo entusiasma en mucho tiempo, aunque esto signifique adentrarse por un camino arriesgado y sinuoso, pero no por eso menos liberador que lo llena de vitalidad y le hace sentir que su vida toma rumbo otra vez.
Woody Allen sabe bucear en la fantasía del crimen perfecto cual pez en el agua, ya ha dado prueba de eso en Crimes and Misdemeanors (1989) Match Point (2005) y Cassandra´s Dream (2007), filmes que circundan el tema de la moral, la culpa, el azar y la muerte, en medio de la desgarradora desolación en que la que ven envueltos sus personajes, pero sobre todo, exhibiendo sus dilemas morales y la noción de límite. Porque si hay algo que Woody Allen no hace, es juzgar la moralidad de sus criaturas. Al contrario, se interesa por mostrar el lado más vulnerable y quebradizo de la condición humana, a partir de una mirada no condenatoria hacia personajes que se encuentran absortos ante la imprevisibilidad reinante en un mundo profundamente hostil.
Una vez más, en la cita cinematográfica anual a la que nos tiene acostumbrados, Woody Allen demuestra que sigue sorprendiéndonos tanto o más que siempre, con una película radicalmente pesimista y turbulenta sobre el trágico destino de un hombre que no puede dejar de preguntarse por el sentido de la vida, y da cuenta finalmente que es muy débil aquello por lo que aferrarse. Detrás su tono liviano y perspicaz, Hombre Irracional es la historia de alguien que ni por y a pesar del amor puede dejar de lado sus más íntimos instintos de desidia y locura.