Hombre irracional

Crítica de Flor Salto - Loco x el Cine

No quiero sonar a programa de televenta, pero… Llega la nueva película de uno de los directores más exitosos en la historia del cine. El tipo nació en 1935, y ha estado escribiendo y dirigiendo desde la década del 50. Woody Allen ha mutado bastante a través de su trayectoria como cineasta, en especial si comparamos las películas en las que él actuaba con las que ya no lo hace. Eso sí, nunca puede faltar un personaje femenino fuerte o dominante, además de actuaciones que jamás olvidaremos. Desde “Qué pasa, Tiger Lily?” (1966) hasta el film que le da título a esta reseña y dos proyectos todavía sin título, que incluyen una serie, el también clarinetista oriundo de Brooklyn ha apadrinado al cine con un estilo más que propio.

Abe (Joaquin Phoenix) es el nuevo profesor de filosofía que genera demasiada expectativa con su llegada a la universidad. Por un lado cautivará a Rita, otra de las enseñantes, quien “oh, casualidad” está viviendo una crisis con su marido. Por otro lado está la alumna Jill (Emma Stone), una chica correcta, estudiosa y de buena familia, que rápidamente tendrá los locos pensamientos de cambiar a su novio de toda la vida por la novedad del vecindario.

El problema es que Abe no se siente con muchas ganas de agradecerle al cielo el estar vivo a diario, y se siente como un bicho raro entre tanto acoso junto. Sin embargo, accidentalmente oirá una conversación que cambiará por completo su forma de ver las cosas; algo que le dará sentido a su actual vida. No sé si ahondar en esto o no, porque aunque quizás lo vean en el tráiler, lo que da inicio al nudo de la película es un hecho curioso y muy entretenido.

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Hombre irracional (Irrational Man) no es una obra de arte ni mucho menos, pero tiene cierto poder hipnótico en sus tomas sugerentes, sus personajes pintorescos y paisajes llamativos. De pronto parece no haber sido filmada en nuestra época, un recurso que Woody sabe usar muy bien, metiéndonos siempre en atmósferas muy avocadas a la trama. Por supuesto que también hay un humor intrínseco, ese que nunca falta, y que se combina a la perfección con el estado depresivo de su protagonista. Joaquin Phoenix es un actor destacadísimo, que tranquilamente puede hacer gala de papeles diversos sin pisarse con ninguno.

Siempre que vemos un drama o un thriller con muertes implicadas, partimos desde la base de “quién habrá matado a tal…”; cuando damos vuelta esa premisa, la misma se apropia de quienes están expuestos en la pantalla, a la vez que los espectadores nos convertimos en testigos oculares y nos entretenemos con el mal rato que están pasando esos ilusos personajes. La historia sorprende por su realismo, llevándonos a pensar lo fácil que puede resultar a veces meterse en un lío pesado de verdad y lo difícil que es salir airoso del mismo, por más disimulado que uno se muestre.
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El guión saca mucho provecho de su perfil filosófico, justificándolo todo en el existencialismo. Kierkegaard y Heidegger son algunos de los nombres que sonarán a lo largo de la película. Tal y como dice el dicho, “Siempre habrá un roto para un descosido”. Es decir, siempre habrá alguien que gustará de las rarezas de otra persona, aunque eso parezca una misión imposible. Hombres y/o mujeres que no obedecen demasiado a la razón y actúan por mero instinto todavía los hay, por eso mi consejo es: No te dejes cautivar, son un espejismo.