Estupidez militar, estupidez de Hollywood
Si el disparate no funciona como exageración, distorsión o inversión de lo real, no causa gracia ni tiene sentido. Una cosa es que Harpo Marx saque colecciones enteras de anticuarios del bolsillo de su sacón, que Jerry Seinfeld deje a una chica lindísima porque tiene manos de hombre o que un tipo llamado Brüno invente un sistema de sodomización por catapulta y otra muy distinta que un presunto psíquico se distraiga en medio del desierto iraquí, queriendo disolver una nube con la fuerza de su pensamiento y a cambio de ello choque contra el único pilote en varias hectáreas a la redonda. Esa es la clase de cosas que, se supone, deberían dar risa en Hombres de mentes, que pretende satirizar la estupidez militar y lo único que termina satirizando, sin quererlo, es la estupidez hollywoodense.
Lo más increíble es que la película dirigida por Grant Heslov –un ex actor que escribió y produjo, para George Clooney, Buenas noches y buena suerte– se basa en un libro. No una novela disparatada, sino la crónica de un verdadero experimento psíquico –afirma el autor, un tal Jon Ronson– que el ejército de los Estados Unidos habría llevado adelante hacia fines de los ’70, con la intención de dar a luz un ejército de guerreros-jedi, capaces de derrotar al adversario con sólo concentrarse y hacer fuerza con el entrecejo. La cuestión no es que haya sido verdad, sino creérselo. Aunque sea para despatarrarse de risa. Es difícil hacerlo cuando el horizonte al que apuntan el guionista Peter Straughan, Heslov y un elenco de caricaturas se reduce a ridiculizar lo que ya de por sí es ridículo.
Es ridículo el periodista que investiga el asunto en el presente (Ewan McGregor), a quien su mujer metió los cuernos con un tipo de brazo mecánico. Es ridículo el presunto dueño de superpoderes y ex guerrero del Ejército de la Nueva Tierra (George Clooney, en registro semejante al de El amor cuesta caro, olvidable anticomedia de los hermanos Coen), que vive haciendo papelones. Y es ridículo, claro está, el fundador de ese ejército (Jeff Bridges, una vez más salvando a un personaje imposible), milico que un día tuvo una iluminación y se volvió hippie. Pensándolo bien, ¿no será una cargada a James Cameron? No, porque en ese caso sería gracioso. ¿O el chiste será que el personaje de Clooney le explique qué es un Jedi a Ewan McGregor, que hizo de Obi Wan Kenobi en Episodio 1, 2, 3 y 5.000? ¿O que el gran Bridges hace aquí la versión milica de Jeff Lebowski? Jajá, qué gracioso...