Manteniendo intactos los preceptos estéticos y conceptuales del film original y su secuela, Hombres de negro 3 supera al menos la desbordada segunda parte, sin llegar a ser, de todos modos, una pieza brillante. La perfecta continuidad de estilo se debe fundamentalmente al aporte de Barry Sonnenfeld, responsable de ambos films anteriores, y de la pareja protagónica compuesta por Will Smith y Tommy Lee Jones, aunque en este caso se agrega un tercer personaje, con el que juega el número 3 del título. En realidad es uno de ellos en otra etapa de tu vida, a cargo de uno de los actores más requeridos y prestigiosos del cine estadounidense actual, Josh Brolin.
No caben dudas que esta tercera entrega de la serie está afirmada en muy buenas ideas, pero no todas las líneas argumentales están bien aprovechadas. El habitual contenido de ciencia-ficción del film vuelve a estar combinado con la comedia, pero aún así algunas sorpresas relacionadas con el vínculo de los roles principales en el pasado le otorgan un inesperado toque sentimental y entrañable al asunto. En esos casos se aprecia algún aporte del productor, un tal Steven Spìelberg. El director de Los locos Addams vuelve a demostrar un buen timming para el humor y algunos toques de creatividad ayudado por un cuarteto de guionistas, que establecen que el agente J (Smith) deba viajar al pasado, al preciso momento del lanzamiento del Apolo 11, para rescatar a su coequiper, el agente K (Jones), intentando a la vez salvar al planeta de la amenaza de un alienígeno. Se producirán variadas ironías
relacionadas con el tiempo, que acaso recuerdan planteos de Recuerdos del futuro (especialmente la parte 2) y Terminator.
La recreación de época es uno de los ingredientes atractivos del opus 3 de la saga, junto con un trío protagónico en el que Will Smith cumple con creces lo que se espera de él.