Dos Caras
Más allá de cualquier calificación, esta entrega de Hombres de Negro parece anacrónica. Pasaron diez años y demasiadas películas importantes desde su última parte. No necesariamente han sido mejores, pero el panorama es distinto al de una década atrás.
Pasaron las sagas de Harry Potter, Crepúsculo, Narnia y, recientemente, Los Juegos del Hambre – que va por sus continuaciones - también crecieron las adaptaciones de superhéroes (muchas de ellas, notables, como El caballero de la noche, Iron Man o la segunda parte de Spider Man).
En 2012, lejos de su último film, Hombres de Negro estrena su nueva secuela. Si existe un desafío artístico consiste en sobrevivir en la actualidad con historias aceptadas por la crítica y el público (como sucede ahora con Los Vengadores). Por otro lado, si existe un desafío comercial consiste en asegurar ganancias a partir de una saga que muchos parecen haber olvidado.
Ahora bien, Hombres de Negro 3, contra todo pronóstico, funciona bastante bien. La historia pretende ser compleja pero no hay nada que no se haya visto con anterioridad. En especial en Volver al Futuro, que funciona como base para el conflicto principal. El agente J (Will Smith) debe viajar en el tiempo para impedir que un criminal extraterrestre elimine al agente K (Tommy Lee Jones en la actualidad, Josh Brolin en el pasado) y lleve a cabo una invasión alienígena. Se observa que, a diferencia de las demás películas de la saga, ésta se concentra en un nivel narrativo con ciertas alteraciones producto de los cambios temporales.
Es cierto que el film de Robert Zemeckis funciona mejor en todos los aspectos. Hombres de negro 3 apenas esboza una visión sociocultural -en este caso, de la sociedad de fines de los ‘60-. Solamente hace mención a las modas de la época o a algunos personajes clave (es interesante la aparición de Andy Warhol, interpretado por Bill Hader) en la historia de EE.UU. El resto es superficialidad estética y eso es un demérito: el relato podría aprovecharse teniendo una visión crítica del pasado (recurso que siempre da buenos resultados) pero elige no hacerlo. No es de extrañar que todo parezca anclado en un estado temporal inexacto. Es decir que, si la película no lo mencionase, el cambio de tiempo demandaría una mayor atención para notar que el protagonista no está más en el mundo actual.
Hay dos partes notoriamente diferentes: por un lado, por momentos todo funciona en piloto automático, apoyándose en el carisma de una estrella como Will Smith. A su vez, son numerosos los segmentos torpes, de sutileza rústica y comedia anticuada. Por otro lado, cuando Sonnenfeld se arriesga, el relato fluye con naturalidad como en los mejores momentos de El Nombre del Juego -su mejor film-. Es decir, con gracia, dinamismo y escenas muy bien ejecutadas. De ahí se desprende la acción, los viajes en el tiempo y la química con el personaje de Josh Brolin. También hay una secuencia, cerca del final, de una carga emotiva bastante interesante e inusual en la saga: una escena íntima, lograda, ajena a cierta pereza que caracteriza a la narración. Cuando elige ser honesta, Hombres de Negro 3 llega a niveles interesantes. Niveles que, con una mayor decisión, podrían haberla hecho una mejor película.