Una vieja, buena y gastada idea
Hombres de negro (1997), dirigida por Barry Sonnenfeld (al igual que su secuela y esta tercera parte), construía un universo propio desenfadado donde los humanos y diversas formas de vida extraterrestre convivían y eran conscientes los unos de los otros. El realizador aprovechaba las teorías de conspiración y los diferentes mitos acerca de los OVNI, dándoles una respuesta rápida original y con sentido del humor: sí, los extraterrestres existen, viven y se ocultan entre nosotros, y además hay una agencia que actúa a la sombra de todos los gobiernos del mundo y que se encarga de regular todos los asuntos intergalácticos. Con todo esto había bastante para imaginar y contar: una agencia burocrática que funciona casi como policía y aduana de ET´s, la conversión de James (Will Smith) en el agente J y la construcción de la relación con su compañero, el serio agente K (Tommy Lee Jones). Todo esto funcionó y divirtió, los dos actores demostraron gran química y todo ese universo creado servía, gracias a su extraña lógica, como excelente escenario para la aventura de sus carismáticos personajes. Sin embargo, 15 años después, luego de una exagerada y fallida continuación, la aparición de esta tercera parte de los Hombres de negro da una sensación de agotamiento y la sospecha de que quizás hubiera sido mejor que se quedara en su pedestal de “buen recuerdo de ciencia ficción de fines de los años 90, que fue superada por un mejor recuerdo de fines de los años 90 llamado Futurama”.
Desde el comienzo, Hombres de negro 3 toma algunos virajes para acomodarse sin problemas sobre lo que va contar. Se eliminan un par de personajes de las anteriores entregas y se concentran nuevamente en la relación entre J y K, y de cómo ambos deberán perseguir a un extraterrestre mortífero que amenaza con destruir la Tierra. Entonces, si abstraemos un poco la idea, nos vamos a dar cuenta de que nos están contando lo mismo que en la primera parte. Obvio que hay matices: como se contaba en el tráiler, J viaja en el tiempo y tiene que volver a conocer en los 60 a un joven K, quien es interpretado por Josh Broslin. También se devela algo sobre el pasado de los personajes pero nada más. En esencia, Hombres de negro 3 cuenta lo mismo que la primera parte de la saga y, como era de esperar, no sólo ya no es tan efectiva. Tampoco logra actualizar un poco sus códigos y su espíritu, por lo que al verla se produce la idea de estar viendo algo anacrónico, o más bien envejecido.
Probablemente ya no quedaba nada más para contar, y el enclenque guión de Etan Cohen se termina convirtiendo en una especie de capítulo televisivo. Porque, sin ser tan mala, Hombres de negro 3 es a esta saga lo que Terminator – La salvación a la saga del asesino mecánico. Es decir, una historia intrascendente que poco agrega y que tampoco es lo suficientemente consciente de sí como para ser al menos un divertimento descocado.
Ni siquiera hay demasiadas secuencias de acción en Hombres de negro 3, aunque las que tiene están bastante bien resueltas. Para agregarle algunos buenos puntos, vale la pena comentar que contiene una muy buena actuación de Brolin y algunos buenos chistes, sobre todo los relacionados con Andy Warhol. Con todo, este film es tan entretenido como injustificable.