La tercera parte de la serie recupera el humor y el absurdo del primer film
Cerca de quince años pasaron desde que se estrenó Hombres de negro , una comedia delirante, repleta de momentos absurdos y una de las más exitosas adaptaciones de un cómic a la pantalla grande. Los muchos méritos de la comedia de ciencia ficción protagonizada por Tommy Lee Jones y Will Smith -y el gran suceso en las taquillas del mundo- obligaron a una desastrosa secuela que alejó a los agentes K (Jones) y J (Smith) del cine. Pero ahora están de vuelta y en su mejor forma. Hombres de negro 3 es una comedia para toda la familia, algo sentimental y que se adscribe a una fórmula probada en el primer film de la trilogía pero evita convencionalismos, y eso la separa de muchos de los productos de Hollywood pensados con espectador preadolescente en mente. Aunque no descuida a su público más joven, la historia escrita por Etan Cohen ( Una guerra de película ) se anima a construir situaciones humorísticas para adultos. Pequeñas referencias de política e historia del siglo XX entremezcladas con las fantásticas criaturas de Rick Baker resaltan en una historia que comienza en una cárcel lunar con la fuga de Boris El Animal, cuyo nombre y aspecto lo delatan desde el vamos como el villano de la película. El extraterrestre es un viejo conocido del agente K, responsable de apresarlo en 1969, fecha en la que el taciturno personaje de Jones cambió -para peor- para siempre. Así lo cuenta O (Emma Thompson), la nueva jefa de la agencia secreta encargada de monitorear la actividad extraterrestre en la Tierra. Preocupado por los más que resecos modos de su compañero, el agente J -un Smith que despliega morisquetas algo forzadas para un intérprete de su edad- se topará con más misterios que revelaciones. Claro que todo cambiará cuando el horripilante Boris, interpretado por Jemaine Clement, la mitad del dúo de comediantes y músicos neozelandeses de Flight o f the Conchords, consiga un adminículo que le permite viajar en el tiempo, retroceder hasta 1969 y modificar su destino y el de su planeta con ínfulas conquistadoras. Hacia el pasado también irá el agente J, que aterrizará en 1969 para encontrarse con una versión más joven y menos hosca de su compañero K, que interpreta Josh Brolin. Con una actuación que consigue capturar todos los modismos de Jones sin ser una mera imitación, Brolin le inyecta nueva vida al relato, que por momentos se dispersa un poco y pierde su buen ritmo pero que nunca abandona el humor absurdo e inteligente al mismo tiempo.