Individuos de negro
El subtítulo sugiere una expansión audaz hacia territorio desconocido, pero no hay nada que no se haya visto ya tres veces en Hombres de Negro: MIB Internacional (Men in Black: International, 2019). Esta suerte de secuela lateral hace a un lado a los Agentes J y K (Will Smith y Tommy Lee Jones) para iniciar a los lozanos Chris Hemsworth y Tessa Thompson en los papeles de H y M, pero los creadores han agotado la inspiración en el casting y el resultado es una película tan insulsa y olvidable que neutraliza a quien la vea.
Hemsworth y Thompson demostraron cierta química en Thor – Ragnarok (2017), pero a falta de un elenco secundario divertido, una dirección artística atractiva y la energía lúdica e irreverente de aquella colaboración nada de lo que hacen o dicen aquí sirve de mucho. Los protagonistas quedan librados a sesiones de improvisación cómica en las que las risas son raras y los chistes accidentales. Cuando se apegan al guión es peor, con un torrente de líneas cliché tipo “El mundo no se va a salvar solo”, “¡Eso es a lo que me refiero!” y, haciendo sincero eco del peor parlamento de las precuelas de Star Wars, “Odio la arena”.
La trama es esencialmente la misma de siempre: una carrera entre los Hombres de Negro y alienígenas invasores por apoderarse de una misteriosa y poderosa tecnología, sólo que la magia de la pantalla verde transporta a los protagonistas por una serie de distintos países, reconociendo superficialmente el subtítulo del film. Una pequeña variación introduce la posibilidad de que alguien dentro de la organización es un infiltrado pero la solución es tan evidente como el propósito de las primeras dos escenas de la película, las cuales establecen una falta de tacto y sutileza que se sostiene hasta el final, colmado de flashbacks y revelaciones obvias.
Hay un intento a medias de tratar la relación entre lenguaje e igualdad de género, inspirando la única parte creativa de la película (un chiste recurrente sobre el lugar de la mujer dentro de los Hombres de Negro), lo cual refleja la propia inseguridad de Sony sobre cómo resolver la cuestión. Otro destello de ingenio trata sobre el cuestionamiento y desmitificación del discurso hegemónico, pero como el resto de las ideas de la película, asoma unos segundos antes de perderse en un tour express de acción y comedia banal.
Quizás el problema es que la franquicia siempre fue inalienable de los personajes de Will Smith y Tommy Lee Jones. Más allá de la química que pueden llegar a tener Hemsworth y Thompson sus personajes simplemente no poseen una dinámica muy graciosa. La base de la trilogía original son los intentos del hombre más cálido y extrovertido del mundo por quebrar al hombre más frío e introvertido del mundo, y en este sentido el casting fue inmejorable. Es una fórmula de vodevil infalible. Hemsworth y Thompson estarán planteados como pareja dispareja pero en realidad ambos son igual de irritables y comparten la misma naturaleza infantil: él por su arrogancia, ella por su inocencia. Hay fricción pero nunca hay choque; eso los hace molestos, no graciosos.