La cuarta entrega de la saga, "Hombres de negro: Internacional", esta vez dirigida por F. Gary Gray, crea una nueva historia, sin depender de las películas anteriores, dentro de un universo en el que también se puede homenajear a otras franquicias.
El resultado, un eficaz entretenimiento. Hace veintidós años, "Hombres de negro" se convertía en un ¿inesperado? éxito de taquilla, y una suerte de clásico moderno instantáneo que dio pie a toda una franquicia a su alrededor.
Si bien ya contaban con la base de los comics creados por Lowell Cunningham para Malibu Comics, la popularidad llegó con la película de 1997 que disparó una serie animada, relanzamiento de los comics, y dos secuelas que, entrega a entrega, se fueron diluyendo.
Quizás sea que pasó demasiado entre las entregas, pero ni "Hombres de negro 2" de 2002 (más fiel a los comics pero menos efectiva como película), Ni "Men in Black 3" de 2012 (con un fallido intento por llevar la acción al pasado), lograron replicar ni el éxito, ni la trascendencia, ni la eficacia de la original que aún sigue siendo recordada como uno de los mejores tanques de la década del ’90.
El lapso prolongado se repite otra vez, siete años después de la última, llega "Hombres de negro: Internacional"; con una apuesta de riesgo aún mayor. No solamente lo que implica un paso del tiempo con cambio generacional entre espectadores, cambio de actores (solo repite Emma Thompson de la tercera entrega, y alguna aparición ente los aliens), y también de director.
¿Podrá esta secuela romper la racha y reconquistar a una nueva audiencia? Claramente el desafío es ese. Más allá de que hay algo de la iconografía, y en los personajes aliens, "Hombres de negro: Internacional" apunta a un público que puede no saber de qué viene la cosa, puede o no haber visto las películas anteriores.
Un público joven adolescente al que se intenta capturar con dos protagonistas extraídos de otra franquicia. Tessa Thompson y Chris Hemsworth, Valquiria y Thor del Universo Marvel, son los nuevos agentes del equipo.
Luego de una escena parisina que nos adelantará algo de relevancia en la historia a futuro; conoceremos a Molly (Tessa Thompson), que de niña fue testigo de un contacto con un alien y hombres de negro; y por un descuido sus padres fueron neuralizados (el palito con luz incandescente para borrar la memoria), pero ella no.
Esto hizo que Molly crezca obsesionada con los extraterrestres y la agencia secreta; claro, a costillas de ser tratada como loca y negarse una vida social. Molly quiere entrar a trabajar a esta agencia, aunque todos niegan su existencia.
Pero persevera interceptando la señal de un satélite, y adelantándose a la llegada de un contacto. Cuando se cuele dentro de la organización, terminará demostrando que es apta para formar parte de ella. En su reclutamiento como Agente M, en período de prueba, será enviada a la dependencia de la agencia en Londres, lo cual marcará diferencia con las entregas anteriores, aquella que se anuncia desde el título.
La acción se corre de Nueva York y nos muestra que tiene ramificaciones por todo el mundo. En Londres, la insistente Molly moverá los hilos para formar equipo con el que aseguran, es el mejor de la agencia, el galán Agente H (Chris Hemsworth), aquel que hace tres años salvó al mundo de La colmena junto al Agente T (Liam Neeson), actual jefe de la filial en Londres.
Ambos deberán custodiar a un príncipe extraterrestre; y cuando las cosas no salgan muy bien, sospecharán de la existencia de un topo dentro de la agencia. "Hombres de negro: Internacional" se toma bastante tiempo para sentar sus bases, para narrar lo que ya está en su premisa o sinopsis.
Algo que también hacía la primera entrega. Introduce a los personajes, nos cuenta de ambos; nos muestra el universo de convivencia humanos extraterrestres (no se olviden que esto está pensado para los recién llegados); plantea el conflicto principal, y recién ahí comienza la acción propiamente dicha, si bien durante toda la película hay clima de aventura. Quizás esto vaya a contramarcha de los tanques actuales que aceleran lo que más pueden de la historia para ir directo al grano. Algunos directamente se ahorran la introducción y van a los bifes.
En Hombres de negro: internacional hay tiempo para todo en sus casi dos horas que siempre entretienen, divierten, y nunca se siente aletargada o pesada. El clima es bastante similar al de la primera entrega, se intenta maravillarnos con los extraterrestres y la parafernalia de la agencia; y se vuelve a un humor constante, actual, entre naíf y un poco más adulto que en las anteriores.
Sí, tener a una Agente M, conlleva a que haya alguna lectura feminista bienvenida. Por suerte, no se siente remarcado, ni machado como bajada de línea constante, es tomado casi en clave de solfa sobre lo que hacen en otras franquicias.
Tessa Thompson y Chris Hemsworth cuentan con el plus de ya conocerse, y logran llevar la química que crearon con sus otros personajes a esta película. No intentan imitar a Will Smith y Tommy Lee Jones, pretenden que no los extrañemos, y si bien no los superan, logran hacer su propio camino diferenciándose y convenciéndonos. Hemsworth ya tiene experiencia para este tipo de roles, ya se probó como comediante, y le sale bien ser un galán sarcástico que su burla de sí mismo.
Tessa Thompson se prueba en un protagónico y supera el desafío, cuenta con el carisma suficiente como para liderar, solo resta que el público la conozca más. Liam Neeson y Emma Thompson son quienes les otorgan la cuota de “actor serio en taque”, Correctos en los suyo.
Habrá que destacar también la labor de Kumail Nanjiani, como la voz de Peoni, un pequeño alien adorable y muy gracioso. "Hombres de negro: Internacional" se vale de su premisa cosmopolita para mas de una vez parodiar el universo de James Bond, algo que en las anteriores solo asomaba en la parafernalia de la agencia.
Aquí, desde la tónica, los escenarios, el vestuario, y algo del refinado toque inglés, todo huele bondiano.
En especial en la secuencia entera dedicada a la chica "Mision: Imposible" (y que pide a gritos ser Chica Bond) Rebecca Ferguson. Barry Sonnefeld abandonó el barco, es productor ejecutivo, y el control de dirección lo asumió el piloto de prueba F. Gary Gray, un director siempre efectivo, más en films de acción tradicionalistas.
Aquí le imprime una cuota de aventura, y algo más de acción física que las entregas anteriores. El efectivo humor será más de gags guionados que un humor físico (a diferencia de Sonnenfeld, un director mas afín a la comedia pura).
Comedia certera, aventura clásica, acción sin abrumar, algo de espionaje para la nueva generación, y una historia simple pero que no se apura; "Hombres de negro: Internacional" se ubica por encima de las dos secuelas anteriores, y tiene todo para capturar a una audiencia nueva, y convencer al público cautivo de hace veintidós años.
Más allá de algún guiño, a veces hacer borrón y cuenta nueva, es bienvenido.