Y que nos borren la memoria...
Siete años después del fallido tercer intento de la saga, se estrena un cuarto film que nadie pidió y que todos querrán olvidar. Todos recuerdan con mucho cariño a Tommy Lee Jones y a Will Smith vestidos de traje y usando lentes de sol, combatiendo alienígenas, ayudando a proteger al mundo y mantener la paz en el universo. Aquella película de 1997, una comedia de acción para toda la familia, fue un gran éxito de taquilla y crítica, y, por qué no, un clásico dentro del género. Sin embargo, su segunda parte fue mala y ni hablar de la tercera.
La franquicia murió tras ese tercer intento, en 2012, cuando no supieron cómo continuar la historia a pesar de contar con sus dos protagonistas originales. Nos acostumbraron tanto a las reversiones forzadas, a la reinvención del éxito, a la ganancia sin originalidad, que siete años más tarde llega “Hombres de Negro Internacional”.
El regreso que nadie pidió y que ahora todos exigirán que acabe de una vez con la franquicia y nos borre la memoria como el artefacto que usan los agentes para preservar secretos. Una pequeña descubre en su casa a un extraterrestre y es testigo de cómo dos Hombres de Negro les borran la mente a sus padres. Por ello, se obsesiona con el tema, el funcionamiento del universo y el descubrimiento de diferentes especies alienígenas. Tan obstinada es, que de adulta (Tessa Thompson) logra convertirse en uno de los Hombres de Negro (hay un gag que se burla de esa contradicción).
Su primera misión como Agente M será en Londres, en donde conoce al Agente T, a cargo de la sede de Inglaterra, y al agente H (Chris Hemsworth), con quien termina trabajando en la misión. Juntos descubren que dos seres buscan en la Tierra un arma poderosa que justamente cae en manos de esta dupla de agentes. Por ello, deberán escapar y averiguar qué es lo que traman antes de que sea demasiado tarde.
La dupla Hemsworth y Thompson, que ya vimos en “Thor: Ragnarok”, funciona a medias: si bien logran destacarse por momentos, individualmente y como pareja, dentro de una trama que repite vicios, virtudes y defectos de sus antecesoras, sus apariciones son lo único rescatable. El mayor problema de la película fue haber sido concebida, cuando nadie, ni siquiera los fans de la primera entrega, la esperaban y necesitaban.