El reboot de Hombres de negro es el mejor ejemplo de la "película de fan". No solo de fan de la saga que iniciaron Tommy Lee Jones y Will Smith en los 90, y que parecía perdida para siempre, sino de este nuevo mundo de películas que se cruzan y retroalimentan, con personajes que se hacen guiños y se nutren de todo el saber que el espectador construye alrededor de su propio fanatismo.
"¿Eres fan de la verdad?", le pregunta la Agente O (inmejorable Emma Thompson) a la entusiasta Molly (Tessa Thompson) antes de asignarle su primera misión en Londres. Es que Molly entró en la elite de la seguridad universal no solo por su astucia y curiosidad -y su nula vida social-, sino también por la intensa obsesión que la define desde su niñez, cuando los extraterrestres visitaron su casa de Brooklyn y le insinuaron esa verdad tras la apariencia del mundo conocido.
F. Gary Gray exprime lo mejor del guion en la primera parte, cuando parece interesado en el humor y las pasiones de sus personajes, más allá de los gadgets, los aliens y las peleas. Después se deja llevar por algunos torpes recursos de montaje, por las previsibles vueltas de tuerca, y desaprovecha a la villana soñada que podría haber sido Rebecca Ferguson. Pero Tessa Thompson y Chris Hemsworth (tan parecido a Thor que hasta tiene martillo) tienen probada química y ese cruce entre buddy movie y comedia romántica sostiene un derrotero de aventuras que, a fin de cuentas, es lo menos importante.