No depende del color con que se mire.
Oh forma parte de los Buvs, una raza alienígena que desconoce el significado de la palabra “valor”. Más bien a él y a sus congéneres les sale bien lo que conocemos por aquí como “soldado que huye sirve para otra guerra”. Y así comienza la historia de Home, con una huida general de Buvs que finaliza en un planeta amigable como La Tierra. Al llegar, ellos quieren estar tranquilos, por lo que deciden reubicar a los terráqueos en Australia, lugar donde crean una colonia para “humanos felices”. Resuelto el tema, comienzan a moverse a sus anchas en tierra ajena. Despreocupados, sintiéndose a salvo de otra raza alien que los persigue y ha destruido su hábitat en anteriores ocasiones, sólo tienen que adaptarse a su nuevo mundo.
Oh se diferencia de sus pares, la gran familia de los Buvs, ya que su deseo es entablar relaciones y socializar con ellos. Pero los demás no quieren saber nada de eso y lo excluyen. Oh descubre pronto que está solo. Y que a los otros solo les importa vivir de una manera rígida y conformista. Trip, adolescente que se salvó por azar de ser llevada a Australia, se cruzará en su camino. Y pronto ambos descubren que la soledad y el no ser aceptado por sus pares es el común denominador que los une.
Trip busca desesperadamente a su madre y Oh decide ayudarla en una travesía que incluirá momentos divertidos y algún que otro susto. Oh aprenderá, como todo héroe, el significado de la palabra arrojo y descubrirá que tener amigos no es solo para seres de su especie. Trip pasará del susto y la desconfianza a la comprensión y el afecto. Como suele suceder en las “buddy movies”, nuestros protagonistas, obligados a convivir por razones que los exceden, se encuentran más allá de sus diferencias.
Home no se caracteriza por su originalidad pero tiene algunos elementos para tener en cuenta, como el cambio de forma y color de los Buvs con sus emociones o cambios de actitud (Oh se pone verde al mentir, delatando sus propósitos). Y Tip, su compañera de aventuras, no es la típica WASP (las siglas en inglés de Blancos, Anglosajones y Protestantes) sino afroamericana, cosa no muy habitual en propuestas para niños. ¿Corrección política? No lo sabemos, pero el cambio es bienvenido. Estamos ante una película que con sus lugares comunes y previsibilidad en la trama, logra conquistar. Sin ser pretenciosa, transmite un mensaje claro que habla de la familia como eje y la comprensión y el equilibrio con el otro más allá de las diferencias (y los colores). Disfrutable de principio a fin.