El conejo rompe huevos (de Pascua)
Hay películas que son hechas para verse en el cine y otras para ser vistas en cable. HOP: Rebelde sin Pascua (HOP, 2011) es sin duda una película para ver en televisión. Humor tonto que subestima al espectador, incluso al más chico para el que va dirigida la película, chistes predecibles y una débil y trillada trama cuyo argumento no llega a sostener los extensísimos 95 minutos de proyección.
Un conejo heredero del trono de Pascua no está conforme con el destino que su padre quiere para él (quiere ser baterista) y se escapa a Hollywood con la intención de hacer su sueño realidad. Por otro lado, Fred (James Marsden) es un adolescente que desestima el trabajo de farmacéutico que le impone su padre. Ambos muchachos, humano y conejo, entablarán una amistad mientras tratan de cumplir sus sueños.
Esta historia ya fue contada millones de veces. La idea del joven que no quiere madurar, se enfrenta a su padre, realiza un viaje de búsqueda hasta encontrar su vocación, es utilizada aquí a los fines conservadores de la comedia familiar. La combinación entre conejo animado y personas reales ya fue hecha y mejor lograda en ¿Quién engaño a Roger Rabbit? (Who framed Roger Rabbit, 1988). Para colmo de males el conejo toca la batería pero no gusta del rock sino del pop. Ni siquiera en eso hay un riesgo, la rebeldía adolescente que la película plantea se licua bajo las órdenes del mercado.
Hay algo a destacar, pese a todo, y es la aparición de David Hasselhoff (de las series Baywatch, El auto fantástico) como un jurado de nuevos talentos al que se presenta el conejo baterista. David dice: “Me encanta, tienes talento” a lo que el conejo sorprendido responde: “¿No le sorprende que sea un conejo y hable?” y David afirma: “Mi mejor amigo es un auto que habla”. Al menos un chiste rescatable.
Pero sin embargo, la presencia de Hasselhoff afirma el carácter televisivo de HOP: Rebelde sin Pascua motivo por el cual nos seguimos preguntando: ¿Por qué se estrenan en cine películas que provocan más bostezos que sonrisas? La respuesta es tan irrelevante como el film.