Una película atípica ambientada en el garage Alborada, que aproxima al espectador el mundo de Nardo, un empleado del estacionamiento, de quien iremos conociendo su rutina laboral y también parte de su vida.
La película de Diego Bliffeld,producida por Mariano Cohn yGastón Duprat, cuenta con narración en off de Marcelo Cohen y es la que brinda demasiadas explicaciones y detalles que agregan y subrayan lo que muestran las imágenes.
Un espacio lúgubre en el que Nardo -con la buena máscara de Manuel Vicente- desarrolla sus conductas rutinarias, la relación con su distante compañero de trabajo y con los dueños de los autos que ocasionalmente ingresan al estacionamiento.
Estructurada en días de la semana y horas, el relato es preciso en sus imágenes pero no logra despertar interés y la narración en off fagocita la atmósfera que el director le quiso imprimir al filme.
Entre prácticas para vender un autmomóvil, el descanso de Nardo, la limpieza del lugar y los detalles técnicos sobre los diferentes modelos que allí se encuentran, la película es autoconciente de lo que entrega -esta historia no tiene un conflicto o una estructura clásica- pero el interés se va perdiendo a lo largo de la propuesta.
Nardo conoce cada milímetro del garage en el que trabaja y lo convierte en su propio espacio mientras desarrolla su actividad. Si bien el filme está técnicamente logrado -con encuadres y planos detalle de los autos- el problema reside en lo que cuenta y cómo lo hace, ya que va exponiendo los sueños del protagonista mientras sigue con su interminable rutina, pero se olvida del espectador que siempre está esperando tensión o que algo más suceda.