Hora - Dia - Mes

Crítica de Gabriel Piquet - Fancinema

UNA COMEDIA QUE NO ARRANCA

En Hora-Día-Mes, el director Diego Bliffeld sigue algunos momentos de la vida de Nardo (interpretado por el actor Manuel Vicente), quien vive y trabaja en un garaje llamado La Alborada. A lo largo de la semana que narra la película, Nardo trabaja en la cochera y lleva una rutina monótona, como corresponde a ese personaje algo gris. Así es como descubrimos que un hecho trágico de su pasado lo terminó llevando a trabajar en ese lugar. Pero lejos de lo trágico, Hora-Día-Mes es un film que utiliza algunos recursos humorísticos sin demasiada fortuna.

Uno de esos recursos que señalamos es la voz en off de Marcelo Cohen, quien narra y subraya varias partes de los diálogos, mientras Nardo interactúa con los otros personajes y remarca lo mismo que escuchamos en off. Decíamos que es un recurso que se utiliza al principio como elemento gracioso, pero que no lo logra e inclusive tiende a desaparecer mientras avanza la película. Hay una especie de separadores, algunos funcionan (él que cuenta cómo fue pasando de dueños un Renault 12) mientras otros se vuelven poco interesantes y es ahí donde el recurso pierde efectividad.

En un momento Cohen dice que esta película no tiene conflicto, ni desenlace y se le nota, nunca termina de cerrar ninguna de las pocas historias que comienza: la romántica, por decirlo de alguna manera, en la que el personaje recrea una especie de ópera con los sonidos de varios autos (es muy lograda desde lo visual y sonoro), a una mujer que va a estacionar su coche (la actriz Romina Pinto, que acá no puede lucirse pero tiene interesantes papeles en cortometrajes de comedia); o la historia del asiático que queda en una mera anécdota y podría haber sido un disparador para algo mejor. Una historia circular que denota un universo absurdo que no termina de cerrar.