Hora – Día – Mes: La pretensión de lo intrascendente.
La nueva película de Diego Bliffeld apunta muy alto con esta propuesta sobre un encargado de estacionamiento que parecería esconder secretos y obsesiones. ¿Llega a lo que pretende?
Algo particular previo al análisis y disección de esta película es conocer un poco la filmografía previa del director. La única película que había dirigido Diego Bliffeld fue una co-dirección en “Linea de cuatro”. Esto es importante para comprender de donde viene, pero finalmente termina alejándose casi en su totalidad del anterior aspecto creativo en su obra. Son dos estilos totalmente distintos.
La propuesta comienza como algo simple y directo. Retratar la vida de Nardo, el encargado de un estacionamiento común y corriente. Pero esto que funciona como punto de partida a la real búsqueda del film es extremadamente importante. Lo que vemos en la imagen, efectivamente, se carga de intrascendencia y banalidad. Vemos a un hombre aparentemente aburrido, que intenta tener conversaciones con sus clientes y deja pasar el día. Pero, obviamente, hay un elemento más en esta historia y es la presencia de un narrador.
El narrador, escrito e interpretado por Marcelo Cohen, funciona directamente como contraste de esta historia llana. Mientras que el personaje de Nardo realiza acciones banales como leer una revista o cerrar la puerta del garage, el narrador relata todos los sentimientos y pensamientos del personaje. Las palabras que utiliza, el estilo con el que habla y la conexión entre esto que narra y lo que vemos en pantalla es merecedor por sí solo de verse e interpretarse. El problema es que, luego de pasados unos minutos de metraje, esta propuesta interesante y con potencial termina achatándose y perdiendo el efecto. Los textos, eso si, nunca llegan a ser locuras extremadamente pretenciosas, pero esa banalidad en lo contado por el narrador aburre a un espectador promedio, y le cuesta mantener en pantalla a un espectador interesado.
Uno de los principales problemas de este film, en consecuencia a lo escrito en el guión, es esta continua falta de ritmo. A los pocos minutos de metraje, el narrador anuncia y aclara que la película no tendrá ningún comienzo, ni trama, ni desarrollo. Esto, obviamente, no es tan directo y especifico, pero marca la pauta del difícil ritmo de la película. Como idea, el hecho de narrar libremente y retratar la vida de un espectador sin aparentes intenciones de búsqueda es algo un poco descabellado, y aunque Bliffeld juega lo más a fondo posible esta propuesta, aún así no termina de funcionar del todo. Algunas escenas tienen muy poco significado y parecen ser decisiones relativamente aleatorias más que un mensaje oculto en la narración.
Eso sí, técnicamente, y sobre todo en lo que respecta al sonido, hay un trabajo muy bueno. El motor se hace parte de esta búsqueda y la música, también compuesta por Diego Bliffeld, es una de las principales responsables del ambiente que construye el film. Desde la fotografía, en cambio, el trabajo es meramente correcto, y puede que una vuelta de tuerca en la creatividad visual hubiera ayudado a la película a transmitir lo que sentía este personaje durante su día a día. Algo que también se echa un poco en falta es más potencia actoral en los interpretes secundarios que interactúan con el personaje de Nardo. Mientras que el protagonista, interpretado en muy alto nivel por Manuel Vicente, logra generar un personaje creíble. Los clientes y compañeros del film son simplemente herramientas y parecen descuidados actoralmente, limitados solo a leer sus lineas de dialogo, y no a meterse en personajes, pese a que aparezcan poco en pantalla.
Resumiendo, la propuesta del director es curiosa e interesante, pero debido a su extraño desarrollo queda a medias entre lo que podría ser una excelente historia sobre los sentimientos internos del personaje y este producto final, que carece de avance narrativo. No es una mala película, sin lugar a dudas, y los textos de Marcelo Cohen son muy buenos y divertidos en algunos momentos, pero a la hora de transmitir visualmente y de contar un mensaje un poco más interesante, se cae y no termina de arrancar. Interesante para los fanáticos de las propuestas distintas y los aburridos del convencionalismo, pero lenta y trunca para un espectador promedio