Basada en un hecho real, Horas Contadas, narra la travesía en altar mar que debieron pasar dos tripulaciones ante un mismo hecho fatídico, una inesperada tormenta descomunal.
Historias como estas ya se han contado repetidas veces, dentro y fuera de Hollywood. Sin ir más lejos, hace menos de dos meses que veíamos el estreno de la desilusionante En El Corazón del Mar, que también narraba hechos similares esa vez con el propósito de descubrir la verdad detrás de la novela Moby Dick.
Los propósitos de Horas Contadas quizás sean más modestos que los del film de Ron Howard; narrar un cuento de épica y valentía, de ciudadanos comunes transformados en héroes. Por esta razón, la película de Craig Gillespie resulta mejor parada.
En 1952, dos barcos petroleros, el Fort Mercer y el Pendleton se enfrentan en las costas de Cabo Cob, Nueva Inglaterra, a una terrible tormenta de nieve, granizo y olas de inmenso tamaño. Ambos son destrozados, partidos al medio, y los treinta y tres sobrevivientes (en el Pendleton) quedan a la deriva a la espera de alguna ayuda.
Mientras tanto, en tierra, la guardia costera decide enviar un equipo de rescate mínimo, con escasos recursos, para socorrer a aquellos ¿Cuál será el resultado? Si bien no esperen sorpresas, por aquí no lo adelantaremos.
La historia, con guión de Scott Silver (The Fighter, The Mod Squad) basada en una novela de 2009 que transcribe los hechos reales, tiene todo servido para ser una gran aventura para realzar valores de coraje, esperanza y temple, ¿Por qué no termina de configurarse como tal?
Craig Gillespie tuvo un auspicioso debut como director en la genial e infravalorada Lars y Las Chicas Reales, pero rápidamente dilapido su prestigio estrenando en el mismo año la comedia Mr. Woodcock. De ahí en más sucedieron la apenas pasable (siendo condescendientes) remake de Fright Night y la terrible y odiosa Un Golpe de Talento. Lo más que se puede decir de Gillespie es que se encuentra en un impasse de director por encargo (es más ni siquiera fue la primera opción para dirigir esta película), de fórmula, aquellos que filman según las órdenes del estudio. En Horas Contadas, esa situación se nota.
El guión de Silver tampoco colabora, centrándose más en los personajes pero sin la capacidad para desarrollarle aristas dimensionales. En un elenco numeroso (con varios actores desaprovechados o recortados como Eric Bana – el jefe de la guardia costera -), cada uno cumple el rol que la historia necesita para que la situación fluya por los carriles normales.
El protagónico recae en dos puntas. Por un lado, Chris Pine es el líder de la embarcación de rescate, y posee también una historia de amor que pareciera no aportar mucho más que un distractivo. Por el lado de los náufragos, Casey Affleck le saca mayor jugo a la película y es quien se erige por sobre los demás.
Aun con sus fallas (o flaquezas más que fallas), Horas Contadas termina conformando un producto correcto, con intenciones no muy ambiciosas (no pareciera ser un tanque más allá que su fuerte está en las escenas de peligro con olas CGI bien logradas) y que hace pasar sus casi dos horas con la suficiente fluidez.
En los muchos ejemplos que hay de estas historias llevadas a la pantalla, hay varios ejemplos memorables (Una Tormenta perfecta, Kon Tiki), y precisamente es eso lo que le falta al film, ajustar sus tuercas, tener el coraje que impregna a sus personajes, para ser una gran película que trascienda los tiempos. Como lo que termina siendo, más que un océano bravío, pareciera un mar calmo, para disfrutar mientras se lo contempla, y olvidable una vez que abandonamos el barco.