Cine catástrofe que sale a flote
La reconstrucción del caso real de un épico rescate en altar mar resulta tan entretenida como eficaz.
Igual que la reciente En el corazón del mar, Horas contadas es la historia de un grupo de marineros ordinarios obligado a afrontar una situación extraordinaria. Situación que, en este caso, no es el enfrentamiento con una ballena blanca de tamaño industrial, sino el inminente hundimiento de un buque petrolero y el rescate de sus tripulantes.
Una brutal tormenta destruyó el Pendleton, dejando una de sus mitades flotando a la deriva con una treintena de marineros a bordo, encabezados por el oficial Sybert (Casey Affleck). A su rescate –una misión casi suicida con esas condiciones climáticas- acudirá una pequeña barcaza al mando del contramaestre Weber (Chris Pine), en lo que es su primera incursión marítima después de que un accidente lo rebajara a tareas casi burocráticas y rescates menores.
El film de Craig Gillespie (Lars y la chica real, Noche de miedo, Un golpe de talento) se limita a recrear con espectacularidad uno de los rescates más importantes realizado con una embarcación pequeña, según avisan las leyendas finales. Y lo hace con competencia, prolijidad y funcionalidad, punteando las cuerdas emocionales correctas en los momentos justos.
Así, y aun cuando algunas subtramas y personajes –el de Sybert y sobre todo el de la mujer de Weber– no terminen de funcionar o de explotarse del todo, Horas contadas termina siendo una entretenida y eficaz aproximación al cine catástrofe. Nada más, pero tampoco nada menos.