Persevera y triunfarás
Es una película de acción y superación, a la vieja usanza de Hollywood, pero con efectos del siglo XXI.
Digámoslo sin vueltas: es una película old fashion, del Hollywood de los ’50 la que Disney armó para retomar la senda de los personajes comunes y corrientes -y estadounidenses-, capaces de dar todo -y, por supuesto, más- con tal de salvar a gente en peligro. Es el mismo espíritu de las películas sobre la Segunda Guerra Mundial. Y como está ambientada en 1952, y se basa en un hecho verídico, el intento de rescate de los sobrevivientes de un barco petrolero, atrapados en una feroz tormenta, hace falta que los actos de heroísmo sean creíbles.
Y Horas contadas es todo lo creíble que puede ser una película rodada para exhibirse en 3D, con olas de una altura inusitada, en un invierno con nieve y un botecito de rescate conducido por Chris Pine.
Cuando una catástrofe ocurre, lo peor que puede pasar es que la suceda otra. El 18 de febrero de 1952 la Guarda costera de Chattam, Massachusetts, no daba abasto para encarar el rescate de los sobrevivientes del petrolero Mercer, cuando otro buque, el Pendleton, también se partió al medio en una tormenta sin igual. Otra tormenta perfecta.
Y el jefe de la Guardia costera (Eric Bana) decide enviar a Barney, que no es el dinosaurio violeta, pero muchos en el pueblo lo miran con desconfianza después de no poder salvar, hace unos años, a unos pesqueros en peligro.
Barney, encarnado por Chris Pine con cara de pollito mojado -que ya va a quedar pasado por agua-, tiene que dirigir una mini expedición en un barquito pequeño, con otros tres rescatistas, ya que el resto se fue a ayudar el primer naufragio. Llueve, no se ve nada, no les anda la brújula.
A Barney lo espera en la costa su novia, Miriam (Holliday Grainger), que le gana en decisión y hasta parece llevar los pantalones puestos. Para completar el cuadro, en el Pendleton quedó a cargo un jefe de ingenieros (Cassey Affleck), en un buque que parece uno de guerra de los que mostraba Hollywood, con trabajadores enfrentados entre sí, muy a lo clisé.
Clisé también es lo que pasa en tierra, con el jefe de Barney, que no escucha razones, ni cuando todos le dicen que enviar a Barney y los suyos es una misión suicida. A favor de la película, y del director Craig Gillespie, es que lo naif no se hace pasar por otra cosa. Se lo muestra, no se esconde y va en concordancia con el tipo de relato que Horas contadas es. Tiene acción, romance, heroísmo y suspenso. No le pidan más.