Papá corazón
Es la última película de Paul Walker.
Es casi imposible ver Horas desesperadas sin tener en mente que es la película póstuma de Paul Walker. Y ver que lejos de su antihéroe de acción, Walker tenía un caudal y capacidad de transmitir dramaticidad no advertido por muchos realizadores.
Es que el actor de la saga Rápidos y furiosos, que murió en un accidente automovilístico el 30 de noviembre, es protagonista casi excluyente de este dramón de supervivencia como Nolan, quien iba a afrontar el mejor día de su vida y está a punto de pasar las más horrorosas 48 horas de su existencia.
A su mujer, Abigail (Genesis Rodríguez, la hija del Puma Rodríguez) se le adelantó el parto unas cuantas semanas. Y por más que Nolan le dice que todo va a estar bien, ella muere al dar a luz. Para dificultar más la situación, la beba tiene complicaciones para respirar, y debe estar conectada a una máquina de ventilación asistida. ¿Más? El hospital donde nació la beba queda en Nueva Orleáns. Y sí, nace la misma noche que el huracán Katrina azota la región.
La serie de eventos desafortunados que vive Nolan no termina ahí, y parece que no va a acabar nunca en los 97 minutos que dura la opera prima de Eric Heisserer. Porque se inundan los pisos de abajo, se corta la electricidad, la batería que mantiene el respirador se va agotando, evacuan el hospital pero a Nolan le dicen que se quede, que una ambulancia vendrá a rescatarlos. Ya adivinan qué pasa.
Walker debe lidiar casi solo, sin otros actores, con la odisea. Algo similar a la historia de vida de John Q, de Nick Cassavetes, con Denzel Washington peleando por mantener vivo a su hijo. Aquí Walker se parece más al Tom Hanks de Náufrago o al personaje de Ryan Reynolds en Enterrado: aislados, casi dejados a su suerte.
Hay que saber y llevar adelante toda una trama casi solo frente a la cámara, y Walker lo logra. Con soliloquios ante la beba y luchando con el contador que le dice cuántos segundos le quedan a la maquinita si no le da con la manivela, más que héroe de acción parece un condenado al suplicio.
La película también expone que ante una situación extrema, la gente puede mostrar lo mejor o lo peor de sí mismas. Es que la trama incluye saqueadores y un francotirador, por ejemplo, tanto como una enfermera considerada y atenta. No importa: lo troncal está en esa relación padre/hija, y habrá que ser decidido y corajudo para sobrellevarla.