Hortensia es una persona a la que le pasan, de golpe y sin aviso, muchas cosas malas. La acumulación está manejada con la distancia justa para que, en lugar de enfrentarnos a la tragedia, tengamos en su lugar una comedia que incluye cierto tono de caricatura amable. Lo que vale de esta película chica pero en ocasiones intensa es la pintura de época y de cierta gente entre los veintipico y treinta y pico, que aquí aparece retratada con una mirada precisa y cariñosa. Es cierto: hay algo quizás “new age” (incluso hay algo un poco “Amélie”, con perdón de la palabra) en cómo se va desenvolviendo la trama con ciertos recuerdos infantiles y el desarrollo de una amistad, pero al mismo tiempo eso es lo que produce la curiosidad permanente. Los intérpretes logran algo bastante difícil en el cine: parecer personas de verdad. El máximo problema, en última instancia, es que se notan los hilos del guión. Por lo demás, una experiencia agradable, más para la sonrisa que para la risa.