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Hay películas donde cualquier análisis sesudo parece estar de más. Hotel de criminales es una de ellas.
Veamos su premisa: un hotel en el que todos sus huéspedes son criminales buscando refugio del exterior, con fuerzas de seguridad dispuestas al extremo por capturarlos. No suena como algo que vaya a profundizar demasiado, ni a necesitar demasiadas vueltas.
No siempre se logra, pero Hotel de criminales lo hace. Entiende todo, ni asoma a tomarse en serio, y gana en su autoconvencimiento de ser diversión al por mayor. Drew Pearce viene del mundo de los guionistas (Misión Imposible: Nación secreta, Iron Man 3), y aquí debuta en la dirección manteniéndose fiel al estilo que ya le funcionó en la escritura. Acción en base a una historia sólida que no necesita de enrollarse en vueltas y giros extraños.
En este caso, nos situamos en una Los Ángeles de un futuro inmediato. No tendremos más que unos datos iniciales para ubicarnos. Se llevó a cabo una guerra por los recursos naturales, especialmente agua. El control de la sociedad quedó devastado, reina el caos.
Lo que vemos, en sí, no parece muy distante a nuestra realidad, salvo por algún artefacto que nunca será vital para el desarrollo.
Dos hermanos (Sterling K. Brown y Brian Henry) realizan un robo a un banco que acaba mal. Ambos logran huir, pero se llevan consigo una pieza que no saben ni sabremos qué es. Están heridos. El destino, el Hotel Artemis.
No, no van a asaltar el lugar y tomar prisioneros. Al contrario, allí serán bienvenidos.
Siéntase como en casa
Luego de este comienzo (algo trillado y desalentador, es cierto), el eje corre hacia el verdadero centro del relato: ella, la enfermera.
El hotel de marras está dirigido por una señora mayor que adivinamos no es en sí una anciana, sino una mujer a la que la vida le jugó malas pasadas. Ella fue enfermera, pero ahora, sin título habilitante, sigue dedicándose a curar pero desde otro ángulo. Cura a los huéspedes del hotel que regentea.
Al Hotel Artemis no se llega buscando una estadía de relax, ni siquiera a pasar la noche para dormir y descansar. Al Artemis se llega buscando refugio cuando se los quiere apresar y cuando se está herido.
La mujer posee tecnología de avanzada para curar heridas de bala, armas blanca, y otras consecuencias de hechos delictivos. Mientras, las paredes protegen con máxima seguridad de un exterior al que apenas vemos. Desde ese punto, el hotel de Hotel de criminales ofrece una estadía como ninguna otra.
El huésped de honor
Una vez instalados en el lugar, conoceremos a sus habitantes; y allí Pearce jugará al ¿Quién es quién? o al Clue. Dentro del hotel, sus huéspedes son una fauna variopinta de personajes bien delineados, todos criminales de diferente personalidad pero que entre ellos manejan una delgada camaradería vigilada por la enfermera, quien a su vez hace de una cuasi madraza.
La primera escena dentro del hotel, con la enfermera recorriendo las habitaciones, es para aplaudir.
Gangsters, estafadores de alta y poca monta, mujeres fatales, matones, en el Artemis hay de todo. Puntualmente, lo que la historia cuenta es una noche en la que todo estalla. El Artemis se maneja con ciertas reglas que, por ejemplo, impiden el uso de armas y hasta insultos dentro del lugar. Pero esa noche empezarán los problemas.
Cae un mafioso mayor, al que sí o sí habrá que atender. Desde afuera, el hijo de este busca pleitos. También por primera vez cae una policía con quien la enfermera tiene una deuda del pasado. El hilo fino que maneja la armonía va a cortarse en medio de sucesivos cortes de luz.
La armonía del lugar
Hotel de criminales plantea varias aristas pequeñas y las confluye todas en una historia coral cuyo centro es una enfermera que, interpretada por Jodie Foster, se convierte en un gran personaje.
El secreto de la actriz de Taxi Driver es creerse el personaje. Jodie actúa con su cuerpo, con su forma, y hasta con el modo de caminar. Es imposible no querer a esta mujer, que a su vez, infunde respeto.
El resto de los personajes son llamados con un nombre secreto asignado en referencia a una ciudad turística, entre los que contamos con actuaciones de Sofía Boutella, Jenny Slate, Charlie Day, Jeff Goldblum, y un sorprendente Dave Bautista. Acompañan bien y saben aprovechar las posibilidades que los mismos le dan. Quizás el único que desentone sea Zachary Quinto en un rol algo incómodo para él.
Hotel de criminales no abruma con una catarata de escenas de acción, pero las escenas de acción que tiene conquistan con buenas coreografías más un interesante y bienvenido salvajismo.
La fotografía acompaña la puesta entre noir y apocalíptica, entre ruinosa, de neón y aire de tugurio. La atmósfera que plantea el film es otro de sus puntos altos.
La ópera prima de Drew Pearce, Hotel de criminales, no se va a ubicar entre las mejores películas del año, tampoco quiere hacerlo. Es un gran entretenimiento con aires de estilo clase B y buenas armas para jugar. Si a esa simpleza de su original propuesta le sumamos buena acción, buenos personajes y actuaciones acorde, el resultado es una bocanada de aire fresco dentro de la cartelera pochoclera.