Drew Pearce, debutante en estas cuestiones de la dirección, tuvo la suerte de contar con la presencia de Jodie Foster en un regreso al cine luego de 5 años de ausencia. En este punto es que el filme intenta sostenerse, y si bien las actuaciones son lo mejor no alcanza para hacerlo una vez que comienza a desbarrancarse el texto fílmico.
El año es 2028, la ciudad de Los Ángeles, como si estuviésemos viendo el Apocalipsis a pleno, en la ciudad de la violencia, durante el reclamo popular por el agua, un grupo de malvivientes debe huir tras fracasar en un intento de robo a un banco.
Huyendo heridos, luego del enfrentamiento con la policía, saben que el único lugar donde resguardarse es un hotel transformado en un hospital para los “Buenos muchachos” (1990), o sea que su existencia es un enigma para el resto de la sociedad. El punto que, tal como la pintan a la sociedad dentro de 10 años, como dice Discépolo “los inmorales nos han igualado”…, superándolo en este caso.
Una vez allí serán recibidos por Jean Thomas (Jodie Foster), una especie de “enfermera”, en realidad es la directora del lugar reservado para los malos, pero que funciona como un club exclusivo para aquellos al que se les otorgó la membresía. Está lleno, no hay habitaciones disponibles, en el mismo encontramos un zoológico de personajes conocidos, todo un cliché.
Entre ellos encontramos a los asaltantes de bancos, los hermanos Sherman (Sterling K. Brown) y Lev (Brian Tyree Henry), el último malherido producto del enfrentamiento con la policía.
En el lugar, además de la directora Thomas, esta Everest (Dave Bautista), su asistente, también hace su entrada triunfal Niza (Sofia Boutella), una asesina a sueldo, quien se autoinfligió una herida, vaya uno a saber la razón, después se aclara, Acapulco (Charlie Day), un traficante de armas racista y misógino, y por último “el rey lobo” Franklin (Jeff Goldblum), verdadero dueño del Hotel Artemis, y mafioso de renombre, junto a Crosby (Zachary Quinto), el hijo despreciado por el padre, pero menos inteligente y más despiadado que su progenitor
Todo lo que el filme gana en su presentación, digamos, la instalación del universo por donde transitarán las acciones, la estética utilizada a tal fin, la música generadora no sólo de climas sino paralelamente siendo utilizada de manera narrativa para constituir a los personajes. Luego, en el devenir de las acciones, es que va adquiriendo los elementos que los hacen previsibles a los personajes desde la iconografía de los filmes del género y al relato en sí mismo.
Muy buenos actores, con alguna escena que alivia a partir del humor de manera soslayada, demasiado poco para lo que se suponía. Todo se hace confuso y pierde conexión cuando se empieza a notar que estamos frente a una posible nueva franquicia ¿Dependerá exclusivamente de la taquilla?