El cine después de Mao Una familia se radica en Pekín en pleno apogeo del comunismo habitando en el conocido "Hotel de la amistad", pero algo sucede y cinco años más tarde regresan a la Argentina. Medio siglo después, dos de los hermanos, vuelven para entender que fue lo que pasó. En 1963 Pablo Doudchitzky viaja con toda su familia a Pekín. Su padre, un profesor de español, comienza a trabajar en la universidad y durante cinco años residen en la ciudad siendo testigos del esplendor de la Revolución Cultural. Pero ante la detención del único amigo del padre, el profesor Mong Futi, deciden volver a la Argentina. Cincuenta años después los hermanos Pablo (director) y Yuri Doudchitzky (guionista), regresan a Pekín en busca de la verdadera historia del único amigo de su padre. Hotel de la amistad (2015) es un documental en primera persona y narrado como diario de viaje, más allá de poseer algún que otro material de archivo. Su principal problema reside en la estructura y en no tener muy en claro hacia dónde ir. Nunca queda en claro si quiere reflejar los cambios ocurridos en los últimos cincuenta años o descubrir la verdad sobre lo sucedido con Mong Futi. Ninguna de las dos historias toman la fuerza necesaria para ser atractivas, y no porque no lo sean, sino porque solo están bocetadas. No tienen el vuelo que la película necesita y el interés decae a medida que los minutos avanzan. Da la sensación de que en Hotel de la amistad dos personas emprendieron un viaje en busca de respuestas sobre inquietudes personales. Esas inquietudes daban para hacer una película, el problema es que no supieron ir más allá del home video.
Recuerdos de China Compleja y convulsionada, la historia de China posterior a la revolución comunista de 1949 está llena de sucesos apasionantes que son material inmejorable para el cine. Nacido en Uruguay e instalado en Buenos Aires desde mediados de los 90, Pablo Doudchitzky vivió algunos años de su infancia en Pekín durante la etapa previa a la polémica Revolución Cultural, que terminó marginando a su padre, un comunista expulsado de la UBA y obligado a dejar el país por el peronismo, del trabajo educativo universitario en el que se había comprometido para colaborar con el régimen cuando Mao Tse-tung lideraba con mano de hierro el destino del gigante asiático. Cincuenta años después de aquella singular aventura en la que su familia, igual que muchas otras de militantes de izquierda latinoamericanos, se embarcó sin mezquindades ni cálculos sensatos de posibles consecuencias indeseadas, Doudchitzky regresa para reconstruir fragmentos de una experiencia inolvidable. Lo hace apoyándose en sus recuerdos y los de su hermano Yuri, sumados a los datos aportados en las memorias que su padre terminó escribiendo gracias a la insistencia de sus hijos y a los valiosos testimonios de algunos de sus viejos amigos chinos. El resultado es un documental simple pero elocuente que, incorporando también recargados materiales de propaganda maoísta, revela la rigidez de un sistema impuesto en base a la represión, el autoritarismo y las arbitrariedades de una burocracia hipócrita y desenfrenada. La relación de la familia del director con el comunismo había arrancado mucho antes, en la Rusia de la revolución bolchevique. En poco más de una hora, Doudchitzky logra sintetizar, a través de esa atrapante saga familiar, una porción importante de la historia política contemporánea con precisión e inteligencia. En el respetuoso reencuentro con los veteranos que conocieron a su padre durante aquella exótica estadía, la película desnuda su perfil humanista sin entregarse a las coartadas emotivas. Un film noble, austero y muy estimulante.
LA CHINA DE MAO CON OJOS RIOPLATENSES El descubrimiento de una historia única, que llevó a una familia rioplatense a instalarse en la China de Mao. Desde 1963 a 1986 los Duchowsky, (el padre profesor, la mama y los hijos) se hospedaron en el hotel del título. El papa enseñaba español y cumplía con su sueño revolucionario de militante comunista. Sueño que se interrumpió cuando la guardia roja detuvo a su único amigo –otro profesor- y el se quedó sin trabajo. Cincuenta años después dos de sus hijos Pablo Duchowsky director y camarógrafo, con su hermano Yuri, guionista y productor vuelven a China, el país que mas se transformó en los últimos años a buscar rastros del ayer. Interesante documental que tiene como telón de fondo a la revolución cultural, sus canciones de propaganda, el culto a un Mao endiosado y los recuerdos de dos niños en un entorno tan extraño.
Documental que reconstruye en primera persona la historia de una familia argentino-uruguaya que vivió en la China de los años ’60. La familia Doudchitzky se embarcó en un viaje cuyo destino aun hoy resulta exótico: China. Ni hablar de lo que significaba ir hasta allí en 1963, justo en la previa de la Revolución Cultural que marcaría el puntapié inicial para que aquel país se convierta en la gran potencia del mundo que es hoy. Aquella familia, timoneada por un padre profundamente convencido del comunismo y de su funcionamiento modélico en aquel país, se instaló en el hotel Ioipinwang, que en español significa “Hotel de la amistad”, donde vivieron cerca de media década, hasta 1968. Casi medio siglo después de haber vuelto, Pablo y Yuri, dos de los hijos, regresan al gigante asiático para reconstruir el recorrido de su padre e intentar comprender cómo fue el proceso social, político y económico de ese período. Hotel de la amistad comienza como una suerte de diario personal, con el realizador Pablo Doudchitzky y su hermano y guionista Yuri contando los motivos del viaje. La idea es ir tras los pasos de algunos de los compañeros del padre en la Facultad en la que daba clases de español, además de sus niñeras y chóferes, contrastando los recuerdos con la realidad del presente. Durante su primera parte el film parece empantanarse en los sentimientos contradictorios que envuelven a sus directores, convirtiéndose así en una experiencia menos cinematográfica que catártica. En su segunda mitad, en cambio, el relato toma ritmo y fuerza gracias a la decisión de utilizar ese marco personal para guiar la mirada sobre la reconstrucción de los hechos. Así, Hotel de la amistad va de menos a más, pasando de ser un ejercicio íntimo a otro en el que la memoria y la Historia se vuelven un todo indivisible.
Hijos del sol naciente Lejos de sanjarse el eterno debate sobre las motivaciones de un documental, Hotel de la amistad (2015) es un interesante ejemplo de cómo convertir la necesidad personal y los deseos por desentrañar secretos del pasado en una interesante película. Y este es el principal atributo de la propuesta de los hermanos Doudchitzky, Pablo en su carácter de director y Yuri como artífice del guión. El punto de partida como en casi todos los casos es una foto, la búsqueda del paradero de un profesor chino en la universidad de Pekín en plena revolución Maoísta. El personaje conocía al padre de los realizadores, un profesor de la UBA expulsado y que fuera a contribuir a la causa de la revolución en 1963 para la cual embarcó a su esposa argentina y a sus hijos. Ellos vivieron en China mientras el padre tenía su cátedra de español y compartieron con otros niños extranjeros la experiencia revolucionaria hasta la llegada de la famosa y triste revolución cultural, en que la universidad se cerró y su padre debió huir de China.